Horas de viaje
Llegar al destino seleccionado en vacaciones supone, en muchos casos, invertir horas de trayecto.
Viajando en coche, autobús o en barco, no hay problema, ya que de una forma u otra podemos mover nuestras piernas, ya sea paseando libremente en el caso del barco, ya sea con paradas periódicas, en el caso del coche o el autobús. En cambio, los trayectos en tren y sobre todo en avión, estos últimos más largos, son un verdadero suplicio y un riesgo a nivel vascular.
De hecho, la trombosis venosa es también conocida como síndrome de la clase turista o trombosis del viajero, por darse en personas que pasan largos períodos de tiempo sin mover las piernas, situación que se da en viajes largos en avión en clase turista, donde los espacios son más reducidos.
A parte de levantarse a menudo y pasear por el pasillo del avión, evitar llevar ropa ceñida y, si hace falta utilizar medias de compresión, una buena ayuda la encontramos en el tomate.
El concentrado de tomate soluble en agua ha demostrado ser de gran apoyo ya que contribuye a un flujo sanguíneo saludable. Es un elemento que se hace imprescindible si hay que estar durante mucho rato sentados.
Aquí os explicamos más sobre ello.
Jet lag
¿Viajas tan lejos como para atravesar varias zonas horarias? Si son 1, 2 o incluso 3, quizá no lo notes y te adaptes sin problemas, pero cuando tu destino se encuentra a 5 o más horas de diferencia, tu cuerpo ¡Vaya si lo nota! Disponemos de pocos días y los queremos disfrutar a tope ¿para qué perder tiempo esperando a que el organismo vaya "recalibrando" los ritmos circadianos?
Si buscamos una solución natural, la melatonina es una de las mejores opciones que tenemos en la actualidad.
En un post que compartimos con vosotros hace un tiempo, os explicábamos el papel clave que la melatonina en nuestro descanso. De hecho, esta hormona es la responsable de la llegada del sueño.
Ingerir melatonina un rato antes de acostarse facilitará la llegada del sueño y nos ayudará a adaptarnos mejor al horario local.
Cambios en las comidas
Durante las vacaciones veraniegas hay muchas posibilidades que las visitas a los restaurantes aumenten. Eso sin contar los cambios de hábitos o si los alimentos que encuentras son distintos.
Si no tienes un sistema digestivo a prueba de bombas, las alteraciones intestinales están a la orden del día. Prepara tu estómago y tus intestinos para lo que se avecina.
Una manera de ayudar a tener una buena digestión es, por un lado, favoreciendo los jugos digestivos. Las sustancias amargas contenidas en la achicoria, el diente de león o la genciana son ideales para ello.
Por otro lado, el uso de probióticos contribuirá al mantenimiento de la flora intestinal, sobre todo ante situaciones de diarrea, que no necesariamente tiene que ocurrir al visitar países exóticos.
En la parte contraria tenemos el estreñimiento. Nos arriesgaríamos a decir que es el trastorno intestinal más frecuente en vacaciones.
No debemos sufrir, tenemos a nuestro alcance el lactitol, un complemento con función laxante suave. El lactitol ayuda a ir al baño sin las consecuencias de otros laxantes más fuertes.
Mosquitos y otros insectos
Calor y mosquitos suelen ir de la mano. La presencia de estos generalmente odiados insectos puede llegar a entorpecer el descanso nocturno, además de obsequiarnos con alguna que otra picadura.
Encontrar un repelente de insectos es relativamente fácil, pero si buscas uno totalmente natural, nada mejor que los fabricados a base de aceites vegetales y esenciales.
¡Y no nos olvidemos de los aliviadores una vez ya nos han picado!
Estos son algunos de nuestros imprescindibles para estas vacaciones. ¿Cuáles son los tuyos?