La planta
La lavanda es una planta de la familia de las lamináceas conocida también como lavándula o espliego, entre otros nombres. La más común es la Lavandula angustifolia.
Se trata de un arbusto típicamente mediterráneo, principalmente presente en España, Francia, Grecia e Italia, donde podemos encontrarla en terrenos secos, soleados y con buen drenaje. También encontramos lavanda en el norte de África y Oriente Próximo.
Es una de las plantas aromáticas más vendidas (aunque apostaríamos que es la que más) por lo que no es de extrañar que se haya extendido el cultivo por otras zonas del mundo, a la vez que se han ido obteniendo hibridaciones para el cultivo intensivo.
Quien no ha visto nunca una planta de lavanda fácilmente la identifica ya que estamos ante un arbusto con una base repleta de estrechas hojas de un verde plateado, al que le crecen, entre esa maraña, unos tallos que se alzan hasta formar espigas. Son las flores, tan hermosas y famosas que dan nombre al color del cual están hechas: lavanda.
Los campos de cultivo de lavanda son un atractivo turístico para mucha gente. La visita en plena floración es una experiencia que merece la pena vivir.
Un poco de historia
Aunque seguramente acertamos si decimos que el uso de la lavanda se remonta hacia épocas, civilizaciones y culturas ya olvidadas, incluso antes, las primeras documentaciones o registros sobre la lavanda se encuentran en el antiguo Egipto, donde ya la usaban en sus rituales de embalsamamiento.
Los romanos apreciaban también la lavanda y la añadían a sus baños para perfumar el agua y relajarse así como para lavar, como repelente de insectos y como ingrediente culinario.
En la Edad Media, se convirtió en un remedio popular para protegerse de enfermedades y se usaba para perfumar ropa y espacios cerrados.
Actualmente, la lavanda es una de las plantas aromáticas más apreciadas y reconocidas del mundo.
Aunque parece haber alguna que otra controversia, está bastante aceptado que su nombre proviene del verbo lav?re, cuyo significado es lavar, bañar o sumergir.
Propiedades de la lavanda
La lavanda es una de las plantas aromáticas más apreciadas. Y no solo es un deleite para el olfato. La lavanda tiene también múltiples propiedades terapéuticas. Se la conoce sobre todo por su capacidad para ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, y es además un excelente aliado contra el insomnio, las migrañas y los problemas digestivos.
Sus propiedades calmantes se deben en gran parte a su capacidad para regular el sistema nervioso. Inhalar su aroma, ya a nivel ambiental o aplicándola sobre la piel, ejerce un efecto terapéutico contribuyendo a disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, promoviendo así una sensación de bienestar general. Además, favorece un sueño más profundo y reparador, por lo que es ideal para quienes sufren algo de insomnio o despertares nocturnos frecuentes.
Por otro lado, la lavanda posee propiedades analgésicas y antiinflamatorias, lo que la convierte en un remedio natural para aliviar dolores musculares, calambres y molestias articulares. Realizar masajes con aceites, bálsamos o cremas aromatizados con aceite esencial de lavanda puede ayudar a reducir las molestias, a la par que relaja y calma.
También puede ser útil en el tratamiento de problemas digestivos como hinchazón, cólicos o indigestión, ya que ayuda a relajar los músculos del tracto digestivo y a reducir la formación de gases.
En el ámbito dermatológico, sus propiedades antisépticas y regenerativas la hacen efectiva para tratar heridas, quemaduras leves, picaduras de insectos y otras afecciones cutáneas leves. Su acción cicatrizante ayuda a regenerar la piel y a prevenir infecciones.
Formas de consumir lavanda
Aceite esencial
El aceite esencial de lavanda es, sin duda, la forma más concentrada y poderosa de aprovechar sus beneficios. Se obtiene por destilación de sus flores y se usa principalmente en aromaterapia. Unas gotas en un difusor pueden transformar el ambiente de una casa en un refugio de paz. También se puede aplicar directamente sobre la piel, diluido en un aceite base. El aceite de lavanda para dormir es uno de los recursos más utilizados en aromaterapia.
Como todo aceite esencial, no se debe ingerir sin la supervisión de un especialista, ya que en altas dosis puede ser tóxico.
Complemento alimenticio
Para quienes buscan beneficiarse de la lavanda de una manera más directa, es posible el consumo en forma de complemento alimenticio. El objetivo principal es ayudar a mejorar la calidad del sueño o reducir los niveles de estrés de forma natural.
Planta seca
Al igual que el consumo como complemento, tomar lavanda en forma de infusión es una opción deliciosa para relajarse antes de dormir. Puede tomarse sola o, algo más habitual, es combinada con otras hierbas como manzanilla o valeriana.
Cosmética
Ya sea como perfume o añadida a cremas, jabones y otros productos de cuidado personal, la lavanda está muy presente para cuidar de tu cuerpo y mucho más.
Conclusión
La lavanda es mucho más que una planta de bonito color y agradable aroma. Sus usos terapéuticos han trascendido generaciones, convirtiéndose en un imprescindible en botiquines naturales y rituales de bienestar. Ya sea en forma de aceite esencial, infusión o complemento alimenticio, siempre hay una manera de incorporar sus beneficios a la vida diaria. Y lo mejor de todo, su fragancia sigue siendo un recordatorio de que, a veces, la naturaleza nos da todo lo que necesitamos para sentirnos mejor.
