Presión arterial
El bombeo de la sangre ejerce una fuerza contra las paredes arteriales y estas, a su vez, se contraen. Esta situación genera la presión necesaria para que la sangre pueda llegar a todos los rincones de nuestro cuerpo.
La presión arterial se expresa en dos cifras, la primera cifra mide la presión sistólica, es decir, cuando el corazón bombea la sangre. La segunda cifra hace referencia a la presión diastólica, la presión entre latidos. La unidad de medida que se utiliza son los milímetros de mercurio (mm Hg). Una presión arterial dentro de la normalidad es la que se encuentra por debajo de 120/80 mm Hg. Estas cifras no son constantes, ya que a lo largo del día se producen pequeñas situaciones que las hacen variar: nivel de actividad, grado de excitación… la presión arterial debe tomarse siempre en reposo. Y es aquí donde las cifras que obtengamos determinaran si estamos dentro de los parámetros de normalidad.
Cuando la presión arterial está por encima de los valores considerados normales la mayor parte del tiempo, existe riesgo de desarrollar problemas de salud relacionados con la salud cardiovascular y cerebrovascular. La presión arterial alta se denomina hipertensión.
La presión arterial, o tensión arterial, de una persona varía con la edad, factores de salud o estilo de vida.
Algunos factores que influyen en el aumento de la tensión arterial son:
- Sobrepeso/obesidad
- Sedentarismo
- Tabaquismo
- Colesterol alto
- Insuficiencia renal
- Estrés
- Envejecimiento
- Hábitos alimentarios (elevado consumo de sodio)
Para mantener nuestra presión arterial dentro de la normalidad es crucial que nuestros vasos sanguíneos se mantengan también elásticos y sin obstrucciones. El ejercicio físico, además de la alimentación, con el aporte de sustancias como el ajo, ácidos grasos saludables y todos aquellos que favorezcan una circulación sana, son clave a la hora de mantener un buen sistema circulatorio.