Los vahos ayudan a despejar la nariz y suavizan la piel

Una de las técnicas más antiguas, conocidas y utilizadas para liberar las fosas nasales en caso de resfriado o sinusitis es respirar vapor de agua. También nuestra piel se beneficia cuando aplicamos vaho sobre ella. En el post de esta semana te explicamos en qué consiste y qué aplicaciones tiene.

Hacer vahos es sencillamente tomar baños de vapor. Puede aplicarse sobre la piel o puede inhalarse. El vaho o baño de vapor entra dentro de la categoría de hidroterapia (terapia con agua).

El agua, al llegar a cierta temperatura, se evapora generando vapor de agua, que nosotros podemos respirar o aplicar sobre la piel, favoreciendo la dilatación de los poros y liberando las vías respiratorias. El vaho, además, alivia por acción del calor y aporta humedad, que puede ser de gran interés en algunas circunstancias. Por ejemplo, en situaciones donde haya tos o sequedad de garganta o para dar fluidez a la mucosidad.

Se pueden hacer vahos tan solo con agua caliente, que ya de por sí tiene efecto terapéutico, o pueden añadirse plantas que nos ayudarán dependiendo del objetivo que estemos buscando.

¿Qué podemos añadir al agua?

Básicamente, cuando hacemos baños de vapor, añadiremos elementos vegetales. Hierbas frescas, secas o aceites esenciales.

Si añadimos hierbas frescas o secas, el tratamiento será igual que si nos hacemos una infusión para tomar. En el caso de flores y hojas, añadimos los elementos una vez apartada el agua del fuego. Si lo que añadimos son cortezas o ramitas, realizaremos una decocción: las dejamos hervir durante unos minutos con el agua.

Si decidimos utilizar aceites esenciales, lo mejor es añadirlos al agua caliente una vez fuera del fuego.

Como hemos señalado, las plantas escogidas irán en función de lo que queramos tratar.

Los aceites esenciales más utilizados

Ravintsara: Este árbol de origen japonés (Cinnamomum camphora) y posteriormente introducido en Madagascar presenta en esta isla y debido a su adaptación al medio, una composición distinta al ravintsara “original”. Sus propiedades antivirales, inmunoestimulantes y expectorantes lo hacen el candidato perfecto para preparar unos vahos descongestionantes. Además de para hacer vahos, el aceite esencial de ravintsara es también un aliado como preventivo, ya sea utilizado en difusión o con aceites corporales.  

Menta japonesa: Aunque se encuentra también en Europa y en el continente americano, la menta japonesa (Menthae arvensis. vap. piperacens Japonicae) tiene un origen asiático. Es, de todas las mentas, la más intensa en sabor y olor por su elevado contenido en aceites esenciales. Esta característica hace también que se utilice en muy poca cantidad. La menta japonesa presenta múltiples usos. Entre sus propiedades se aprecia por sus efectos analgésicos, algo a tener en cuenta frente a catarros y similares ya que ayuda a aliviar las cefaleas que pueden aparecer por la misma congestión. También tiene efecto antibacteriano, expectorante, antiinflamatorio y ayuda a calmar la tos.

Eucalipto: El árbol de eucalipto es originario de Australia y de sus hojas se extrae uno de los aceites esenciales más conocidos y utilizados. Conocidas son sus aplicaciones para combatir resfriados, gripes y otras afecciones respiratorias. Es un gran expectorante y antitusivo. Es también muy útil para tratamientos de vahos sobre la piel ya que suaviza y tiene efecto desodorante gracias a sus propiedades antibacterianas.

Romero: Esta planta de origen mediterráneo es muy utilizada en cocina. En la antigüedad, el uso que se le daba era más de carácter espiritual y simbólico y también para purificar ambientes. Pero el romero posee también un lado terapéutico. Es importante destacar que si se quiere utilizar aceite esencial de romero para tratar trastornos respiratorios, éste sea romero que contenga 1,8-cineol, ya que posee propiedades mucolíticas y expectorantes.

Orégano: considerado un aceite muy fuerte, por lo que su uso será en menos cantidad que el resto de los aceites descritos. Sus propiedades antiinflamatorias y antisépticas son muy apreciadas.

Otros aceites esenciales pueden aportar un plus a tu tratamiento contra las afecciones respiratorias.

Por ejemplo, el aceite esencial de limón te refrescará y estimulará, además de ejercer como antiséptico. La lavanda, por el contrario, ejercerá un efecto calmante. Algo que puede ser de interés si haces los vahos por la noche, ya que puede ayudar a relajarte y conciliar el sueño que a veces se ve interrumpido por el malestar.

Puedes inclinarte por utilizar 1 solo tipo de aceite esencial o realizar una mezcla previa. En todo caso, tanto si es mezcla como si no, con un par de gotas que añadas al agua será suficiente.

¿Cómo se hacen los vahos?

Seguramente habrás hecho algún vaho a lo largo de tu vida. Si no es así, te lo explicamos. Verás que es algo muy sencillo.

Empieza por preparar todos los utensilios y el espacio en el que te instalarás para hacer el baño de vapor.

Necesitarás una olla para calentar el agua, un bol o recipiente donde verter el agua caliente (capacidad mínima de 1 litro), hierbas o esencias escogidas y una toalla grande.

En cuanto al espacio, tan solo necesitarás un lugar donde sentarte y depositar el recipiente. Es muy importante que la temperatura de la estancia sea agradable. Ni demasiado frío ni demasiado calor.

Pon agua en la olla, mínimo 1 litro, y calienta hasta llevar a ebullición. Apaga el fuego y traspasa el agua al bol o recipiente y añade las hierbas o esencias que hayas seleccionado.

Si decides usar aceites esenciales, recuerda que los componentes están muy concentrados y con un par de gotas por litro tendrás suficiente.

A continuación, siéntate frente al recipiente, colócate la toalla por encima, que te cubra la cabeza, y agáchate hasta que la cara te quede cerca del bol. Con la toalla debes formar una especie de tienda de campaña para evitar que el vapor de agua se escape. Inhala profundamente por boca y nariz.

Si notas demasiado calor, aléjate un poco del agua y/o levanta un poco la toalla.

Para realizar vahos es recomendable no estar más de 10 minutos. Entre 5 y 8 serán suficientes. Puede ser que necesites tomar aire o ir levantando la toalla de vez en cuando, no pasa nada. Con la toalla puedes ir secando también tu cara.

La sensación inicial la notarás sobre la piel. Sentirás como tus poros se abren, así como tus vías respiratorias. Además de alivio y descongestión.  

Hay quien recomienda hacer vahos con el torso descubierto, para facilitar que los vapores actúen sobre el cuello, pecho y hombros. Nuestra recomendación es que lo hagas como más cómodo te sea. Si lo haces con ropa, tan solo debes tener en cuenta la comodidad y que no tenga elementos que puedan caer al agua como cordones, capuchas, cuellos anchos… Evidentemente, si lo que buscas es hacer vahos para la piel, la ropa está de más.

También puedes beneficiarte de las propiedades de los aceites esenciales sin tener que añadirlos al agua caliente (hay a quien le molesta inhalar de forma tan directa las esencias): tan solo debes añadir tu aceite esencial preferido o mezcla a una base de aceite vegetal. El aceite de almendras es el más neutro, aunque puedes optar por uno de jojoba o de aguacate.

Una vez preparada, solo queda untarte un poco por las sienes, alrededor de las fosas nasales o por el pecho y realizar los vahos con agua sola. Verás que obtienes también muy buenos resultados.

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