La chía es conocida por su alto contenido en ácidos grasos omega 3 y fibra entre otros nutrientes. Su valor nutritivo ha hecho que pensemos en la chía más por los beneficios que nos aporta que como un simple alimento.
El insípido sabor de esta pequeña semilla tampoco juega a su favor. Aun así, más allá de formar parte de los pudines a los que parece estar relegado el uso de la chía (en mi opininón, una manera en la que nos perdemos gran parte de su potencial), disponemos de un amplio abanico de posibilidades con los que poder disfrutar de ella.
Crema de calabacín vegana con semillas de chía
Ingredientes por persona:
- 1 calabacín mediano
- ½ cebolla pequeña
- 10 g de anacardos crudos
- 1 c/p de semillas de chía
- 1 c/s de Levadura nutricional
- 1 c/p de caldo vegetal en polvo
- 300 ml de agua (puede que necesites un poco más si la crema te queda espesa)
- 1c/s de Aceite de oliva virgen extra
- Sal al gusto
- Pimienta molida al gusto
Elaboración:
- Limpia el calabacín y retira los extremos (no hace falta pelarlo). Corta en rodajas de un par de dedos de ancho.
- Pela y corta a trozos la cebolla.
- Pon calabacín y cebolla en la cazuela, añade los anacardos, un chorro de aceite, salpimienta y rehoga todo hasta que la verdura quede blandita.
- Mientras se hace el calabacín, prepara el caldo añadiendo 1 cucharada pequeña del caldo en polvo en una taza de agua caliente y remueve.
- Añade el caldo al calabacín y deja cocer todo durante 20-30 minutos.
- Apaga el fuego, añade la levadura nutricional y las semillas de chía. Remueve y deja reposar un rato antes de triturar. Rectifica de agua si ves que la crema te ha quedado un poco espesa.
- Sirve y decora con una pizca de semillas y anacardos a trocitos.
Tritura bien la crema para que tanto las semillas de chía como la piel de calabacín queden bien integrados.
El caldo vegetal es opcional. También queda muy rica si utilizas agua sola.