El ajo (allium sativum) tiene su origen en Asia occidental. Hace tantos años que se cultiva que en la actualidad es ya imposible encontrarlo en su estado salvaje. Su uso, tanto como condimento como para remedio natural, tiene entre 4.000 y 7.000 años de historia. Una trayectoria nada desdeñable que conviene tener presente.
Un ingrediente polifacético
El ajo desempeña un importante papel preventivo y curativo. Su buena fama abarca sobre todo la zona del mediterráneo donde es utilizado con resultados muy positivos en la medicina natural. Un gran abanico de propiedades se han ido difundiendo y están haciendo del ajo un importante ingrediente en la elaboración de remedios naturales muy efectivos.
El ajo contiene, principalmente, manganeso, calcio, selenio, cobre, fósforo, vitaminas B6 y C y otros compuestos fitoquímicos con acción antioxidante y protectora.
El ajo puede ayudarnos en la prevención y tratamiento de:
- Hipertensión
- Trastornos circulatorios en general
- Problemas de las vías respiratorias
- Desórdenes digestivos (eliminar parásitos)
- Desórdenes nerviosos e insomnio
- Picaduras de insectos
Se ha demostrado que algunos componentes del ajo poseen propiedades purificadoras de la sangre, con lo cual beneficia enormemente al corazón, ya que actúa directamente sobre los elementos que participan en la formación de coágulos o trombos, debido a su efecto vasodilatador y antiagregante plaquetario ayuda a prevenir la formación de éstos.
Ayuda a elevar los niveles de colesterol HDL conocido como el colesterol bueno.
Por su acción hipotensora ayuda a disminuir las posibilidades de padecer eventos coronarios, ya que la tensión arterial elevada constituye un factor riesgo.
El ajo ha sido usado como tratamiento para disminuir la tensión arterial. Y en este aspecto, la medicina ayurveda ha sido gran difusora de éste como remedio indispensable para mantener la tensión equilibrada. Asimismo, ha promovido los beneficios del uso del ajo como método de prevención.
La alicina, gran protagonista
Según varios estudios, la gran protagonista de estos positivos efectos es la alicina. La alicina es el producto resultante de la acción de la enzima alinasa sobre la aliina, un aminoácido que se libera al cortar o machacar el ajo. Esta sustancia que le da el fuerte y penetrante olor al ajo, reacciona con los glóbulos rojos de la sangre y produce sulfito de hidrógeno. El sulfito de hidrógeno (en concentraciones pequeñas) tiene un efecto antioxidante, relajante y dilatador dentro de las venas y arterias, ayudando a reducir la presión arterial, permitiendo que las células transporten más oxígeno a los órganos vitales y reduciendo el esfuerzo cardíaco. Podemos decir entonces que el ajo normaliza en general el sistema circulatorio.
Para beneficiarse mejor de todas las propiedades curativas del ajo, es recomendable consumirlo crudo, recién cortado, machacado o triturado, ya que al cocinarlo pierde parte de sus efectos beneficiosos. No obstante se ha extendido su consumo como complemento en cápsulas, por la comodidad y sobre todo porque debido a su fuerte olor puede causar mal aliento, motivo por el que muchas personas descartan el consumo de ajo crudo o en los alimentos.
Las cápsulas de ajo ofrecen una opción práctica. Debido a su elaborado proceso de secado se conservan sus componentes sin sufrir prácticamente alteraciones, y el olor se suaviza, lo que permite la ingesta sin el inconveniente de oler a ajo todo el tiempo, ni tener que pelarlos o limpiarlos.
Teniendo en cuenta el importante papel que ocupa el ajo entre las plantas que ayudan a mantener un buen estado de la salud, encontramos a nuestra disposición infinidad de complementos elaborados, que son una alternativa muy práctica y óptima para disfrutar de sus beneficios saludables.
Asensio
De no ser por su olor, el que huelen los demás (los que no lo toman) es fabuloso tanto en la medicina como en la cocina..
Cebanatural
Es verdad, el olor que deja es muy fuerte y molesto, pero afortunadamente existen las capsulas de ajo que son una buena alternativa al ajo natural, no dejan el olor y contienen las sustancias saludables.