Ganar salud con aromaterapia a partir de aceites esenciales

Los aceites esenciales son sustancias de consistencia grasosa, fluida y perfumada. Se extraen de las hojas, flores, semillas, raíces y frutos de las plantas. Pues la mayoría de ellas contienen sustancias aromáticas con propiedades fisiológicas, farmacológicas y psicológicas que aportan bienestar.

Son las sustancias que le dan la fragancia a las plantas y a los vegetales. Pueden ser líquidos, sólidos o semisólidos y se pueden disolver en alcohol y en otras grasas. La obtención de los aceites esenciales generalmente es por destilación al vapor. Un método que consiste en pasar una corriente de vapor a alta presión a través de la planta, o la parte de la planta empleada, de esta manera se liberan las partículas volátiles en el vapor del agua. Los aceites esenciales son sustancias volátiles porque se transforman en vapor o en gas cuando se exponen al aire o al calor.

Este proceso también genera un subproducto llamado hidrolato, más conocido como agua floral o agua destilada aromática. Pero centrándonos en los aceites esenciales, estos también se pueden obtener por otros métodos menos comunes como la presión en frío o la maceración.

Los componentes químicos de los aceites esenciales

Terpenos: Son compuestos orgánicos aromáticos que tienen propiedades antisépticas, bactericidas, estimulantes, expectorantes, hipotensoras, antiinflamatorias, analgésicas y espalmolíticas. Se componen de un numero de unidades de isoprenos (hidrocarburo incoloro, volátil, inflamable) y se clasifican en:

  • Monoterpenos (dos unidades de isoprenos combinadas)
  • Sesquiterpenos (Tres unidades de isoprenos)
  • Diterpenos (cuatro unidades de isoprenos).

Alcoholes: Con propiedades antisépticas y antivirales, estimulantes, calentadores y tónicos.

Fenoles: Derivados de los alcoholes, son más potentes y tienen propiedades antisépticas y bactericidas, ejercen una acción estimulante del sistema nervioso.

Aldehídos: Producto de la oxidación de los alcoholes, con aromas más fuertes. Son antiinflamatorios, anti-infecciosos, tónicos, hipo-tensores y calmantes.

Cetonas: Formadas a partir de un átomo de oxígeno enlazada con un átomo de carbono unida a un compuesto de carbono. Muy pocas cetonas están presentes en los aceites esenciales. Tienen un efecto calmante, sedante, facilita la expectoración, también son analgésicas.

Ácidos y ésteres: Los ácidos orgánicos son combinaciones de carbono, hidrógeno y oxigeno y los ésteres son derivados de los ácidos orgánicos. Ambos poseen propiedades antiinflamatorias, fungicidas, estimulantes y calmantes.

Lactonas: Son ésteres que se forman a partir de la condensación de un grupo de alcoholes y ácidos. Tienen la propiedad de reducir la temperatura corporal y se hallan particularmente en aceites preparados mediante presión como algunos aceites frutales o el aceite de jazmín.

El uso de los aceites esenciales como terapia sanadora

Los aceites esenciales han sido utilizados desde siempre como terapia que beneficia la salud del cuerpo y la mente. Gracias al gran número de componentes químicos que forman la estructura de los aceites esenciales, estos tienen diversas aplicaciones y la aromaterapia es una de las más extendidas, esta incluye aplicaciones en forma de cremas, ungüentos, lociones, cataplasmas, etc.

Es importante saber leer las etiquetas para diferenciar si se trata de un aceite esencial o una simple fragancia. Cada aceite esencial posee propiedades particulares y para saber como beneficiarse de ellas, es necesario conocer los usos de cada aceite específico y saber elegirlos de acuerdo al contenido más o menos concentrado del aceite en cuestión. Es importante saber leer las indicaciones de la etiqueta así podremos diferenciar si se trata realmente de aceite esencial o de una fragancia. Por ejemplo, si la etiqueta pone:

Fragancia: No se trata de un aceite esencial, más bien sería una imitación o una mezcla entre natural y sintético.

Esencias: Puede ser natural o sintética, la etiqueta debe aclararlo. Si no es así, mejor desconfiar.

Esencia natural: Pocos aceites son realmente esencias puras, así que es mejor asegurarse que no estén rebajados con otras sustancias.

Esencia aromática: No suelen especificar el porcentaje de aceite natural que contiene.

Aceite esencial puro: Es el que debemos usar para elaborar nuestras propias esencias, se deben adquirir en un sitio de confianza y se recomienda mezclar con aceites bases. Los aceites esenciales puros, mejor usarlos para practicar terapias sanadoras específicas y a menos que se domine el tema, mejor hacerlo bajo indicación de un profesional.

La aromaterapia

Como su nombre lo indica, consiste en la práctica de terapias a través de los aromas, las formas más comunes de aromaterapia que se emplean son los inciensos, las velas, jabones y bolsas perfumadas.

La mayoría de las plantas contiene esencias y la aromaterapia se vale de esta propiedad para obtener los aromas más puros y aprovecharlos de forma terapéutica, partiendo de los aceites esenciales que se obtienen de todas o casi todas las partes de las planta, incluso de cortezas, raíces y maderas de las mismas.

La aromaterapia con aceites esenciales actúa trabajando en el cuerpo mediante la absorción a través de la piel y del olfato. En este contexto es importante saber que los aceites esenciales tienen efectos o modos de acción diferentes y de acuerdo a la forma como interrelacionan con el cuerpo y los sentidos la acción  puede ser: psicológica, farmacológica o fisiológica.

El efecto psicológico se produce cuando el aceite es inhalado y el modo como la persona reacciona y actúa a ese olor. El efecto farmacológico se relaciona con los cambios químicos que se producen cuando un aceite penetra en el flujo sanguíneo y reacciona con las hormonas y enzimas. Y el efecto fisiológico tiene lugar cuando un aceite esencial afecta de alguna manera al sistema corporal, bien sea relajándolo o estimulándolo.

Modo de acción de la aromaterapia:

Cuando se dispersa o aplica una fragancia, las partículas aromáticas se disuelven en la mucosa nasal que produce la ultima capa del tejido de la nariz, es decir, el epitelio olfatorio, el cual contiene infinidad de receptores en una superficie muy pequeña. Las células receptoras allí presentes reciben por medio de sus prolongaciones los impulsos nerviosos, estos a su vez conectan con las fibras nerviosas que llegan hasta la cavidad craneal donde se combinan, formando bulbos olfatorios y formando las vías que llevan los impulsos hacia el sistema límbico.

La aromaterapia con aceites esenciales actúa en el cuerpo mediante la absorción a través de la piel y del olfato.El sistema límbico es la parte del cerebro que controla la memoria, los instintos y otras funciones vitales. Y el olfato, al ser un instinto muy básico, tiene la facultad de transportar los olores al cerebro de forma que lleguen más rápido que cualquier otra percepción sensorial. El estímulo oloroso llega al sistema límbico, particularmente a la amígdala cerebral donde lo transforma en sensaciones y emociones que activan el sistema neurovegetativo. Por ejemplo, si se activa el sistema simpático por medio de un determinado aroma, este responde con un estado de alerta, por el contrario, si se activa el sistema parasimpático, la reacción será de calma y tranquilidad.

Es así como los efectos psicológicos de los aceites esenciales se transforman en efectos fisiológicos. Pues el sistema límbico está conectado con el hipotálamo (regulador de funciones viscerales, conductuales, autónomas y endocrinas) y este con la hipófisis (glándula que segrega y regula la secreción de algunas hormonas). Por eso un estímulo oloroso genera una reacción encadenada que puede llegar incluso a modificar la actividad hormonal o del sistema inmunitario. Efectos que se intensifican si se aplican los aceites esenciales sobre la piel, pues estos pueden absorberse por vía dérmica* y alcanzar el torrente sanguíneo. 

*La aplicación dérmica debe hacerse con aceite esencial rebajado, nunca en su estado puro

La respuesta a los aromas

Para mejores efectos terapéuticos se deben buscar las fragancias mas afines con la persona a tratar. Los efectos diversos de los aceites esenciales o los aromas de estos en el ser humano también dependen de la forma como se utilizan, de la cantidad, las circunstancias, la edad, el sexo, el estado de ánimo, la predisposición y la personalidad del individuo.  Es decir, los efectos pueden variar de una persona a otra teniendo en cuenta estos aspectos. No obstante, las propiedades de los mismos son indiscutibles y se deben buscar las fragancias que tengan más afinidad con la persona a tratar.

Las respuestas que desencadenan los aromas se pueden clasificar como positivas o negativas, las hay de alta conexión que instintivamente se establecen desde el nacimiento. Y están las respuestas de baja conexión que se asimilan y arraigan a lo largo de la vida.

Las respuestas de alta conexión son por ejemplo, las reacciones de bienestar y tranquilidad ante un olor agradable para la persona y se considera respuesta de alta conexión positiva. En caso contrario si la reacción es de estrés o intranquilidad ante un aroma determinado, sería una respuesta de alta conexión negativa. 

De acuerdo a esta apreciación se podrían clasificar los aromas y aplicar las terapias asociando las reacciones a cada aroma para determinar los que nos producen una reacción negativa o positiva, pudiendo así elegir las esencias que mejor efecto terapéutico tengan sobre cada uno en particular.  Por eso se recomienda practicar la aromaterapia con aceites esenciales de forma individual.

Aplicación y practica de la aromaterapia con aceites esenciales

Como destacamos en un comienzo, los aceites esenciales no se deben aplicar sobre la piel en su estado puro. Para la práctica de masajes que es la aplicación más común es conveniente rebajar los aceites con otro aceite o crema base ya que los aceites esenciales en su estado puro podrían causar irritaciones o alergias sobre la piel. Aunque hay algunas excepciones siempre es mejor hacer una prueba de sensibilidad antes de la aplicación.

Para medir la cantidad idónea de aceite esencial se debe hacer la mezcla de la siguiente manera:

Por cada 25ml de aceite base o portador, se añaden 12 gotas de aceite esencial, sin agitar la botella, ya que, con unos simples movimientos de rotación ambos aceites se mezclaran eficazmente.

Los aceites base para diluir los aceites puros no deberían ser perfumados, ni contener solventes, pesticidas ni otro tipo de añadidos y mejor si se han obtenido por el método de presión en frío. Los aceites base aunque son más suaves, también tienen su función terapéutica, así que la combinación con el aceite esencial debe realizarse bajo previo conocimiento de los efectos y propiedades de ambos aceites por separado y de su mezcla.

Aceites base o transportadores

  • Aceite de aguacate, ideal para aplicar sobre las pieles secas.
  • Aceite de almendras, para todo tipo de piel, especialmente para pieles sensibles.
  • Aceite de albaricoque, recomendado para pieles envejecidas y sensibles.
  • Aceite de jojoba, Ayuda a limpiar los poros, recomendado para pieles irritadas o inflamadas, pieles con eccema seco y otros tipos de dermatosis.
  • Aceite de sésamo, nutritivo, ideal para pieles grasosas, para grietas en manos y pies, para cuero cabelludo muy seco y con costras. Es hidratante.
  • Aceite de pepitas de uva, Para pieles jóvenes y con problemas de acné.
  • Aceite de avellana, para todos tipos de piel, mejor disolverlo con otros aceites base.

Otros métodos de aplicación de la aromaterapia con aceites esenciales

La aromaterapia tiene diversos métodos de aplicación y así como el masaje es el más popular también son comunes los preparados en forma de ungüento con cera de abejas. En este caso se añade un 75% de aceite base y un 5% de aceite esencial más un 20% de cera. Con la cera previamente derretida al baño maría se añade el aceite base y cuando empieza a tomar consistencia se ponen las gotas de aceite esencial, se mezcla y se deja reposar hasta que solidifique.

Para baños aromáticos, se añaden unas gotas de aceite esencial, se debe cerrar la puerta del baño para aprovechar el vapor si el fin es descongestionar y limpiar el sistema respiratorio. Y para aprovecharlo a través de la piel, debe sumergirse al menos durante diez minutos preparando previamente el baño con máximo 6 ó 7 gotas de aceite puro. La misma técnica para baños de los pies y piernas terminando con un masaje con un ungüento indicado para aliviar dolores y cansancio en las piernas y pies.

Para realizar compresas frías o calientes, se añaden entre 4 y 6 gotas de aceite puro al agua, se sumerge el paño preferiblemente de algodón y se aplica la compresa en la zona que se necesite.  Puede repetirse tantas veces como desee.

Para el cuidado del cabello, mezclar 5-6 gotas del aceite esencial adecuado al tipo de cabello con el champú o acondicionador.

Preparar aguas aromatizadas con aceites esenciales es muy sencillo, basta con poner 20 o 30 gotas en 200ml de agua mineral, dejar reposar en un lugar oscuro durante una semana, luego filtrar el agua con papel de filtro. De esa manera se elimina el aceite pero el agua queda aromatizada y conserva las propiedades del aceite.

La inhalación de aceites esenciales se realiza para diversas terapias que van desde molestias bronquiales, hasta dolores de cabeza y estrés. Se ponen unas gotas en un pañuelo y se hace una inhalación prolongada, se retira y se repite la inhalación cada 3 a 5 minutos. Esta forma es muy práctica ya que se puede realizar en cualquier parte. Otra forma es verter unas 10 gotas de aceite esencial en un recipiente con agua caliente y se inhala cubriendo la cabeza con una toalla o una manta.

Para hacer vaporizaciones se utiliza un quemador o un recipiente con agua cerca de una fuente de calor como un radiador o una chimenea. Esto ayudará a perfumar y limpiar el ambiente.

La elección de los aceites esenciales debe hacerse de acuerdo al tratamiento deseado y para ello podemos consultar esta pequeña guía de aceites esenciales que nos orientará sobre las propiedades de algunos de los aceites más comunes, como el aceite de árbol de té de Australia, el aceite de menta japonés, de Ylang Ylang, de Lavanda, de eucalipto y muchos más, cuya eficacia está comprobada.

El uso de aceites esenciales es seguro siempre y cuando se sigan las instrucciones de uso de cada fabricante. Sin embargo, personas con alergias, mujeres embarazadas y niños deben tener un mayor cuidado y/o realizar estas prácticas siempre bajo supervisión profesional. 

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