Ingredientes:
- 100 g Agua mineral
- 100 g Miel
- 2 hojas de gelatina
- Agua para hidratar la gelatina
Preparación:
- Pon las hojas de gelatina a hidratar en un vaso con agua (déjalas en remojo unos minutos).
- Calienta la miel y el agua en un cazo y remueve hasta que se integren bien los dos ingredientes. No es necesario llevar la mezcla a ebullición, tan solo con que quede líquido es suficiente.
- Retira del fuego, añade las hojas de gelatina (sin el agua de hidratación) y remueve hasta que se disuelvan.
- Para asegurar de eliminar posibles restos de gelatina que no se hayan deshecho, utiliza un colador de malla para pasar la mezcla a un recipiente y que se enfríe. En nuestro caso, el recipiente escogido ha sido una fiambrera cuadrada de cristal. Es importante que el recipiente sea lo suficientemente grande para que quede una capa de gelatina de cierto espesor, mínimo de 1 centímetro.
- Deja enfriar a temperatura ambiente y seguidamente guarda la gelatina en la nevera.
- Pasadas un par de horas y una vez haya cuajado puedes cortarla a daditos y presentarla como “topping” con lo que se te ocurra: cuajada, yogur, queso batido, requesón, helado, mouse... Nosotros lo hemos acompañado con mató.
Notas: Si utilizas agar agar en vez de gelatina debes tener en cuenta las proporciones. El agar agar tiene más poder gelificante, por lo que se deberá usar menos cantidad. Lee siempre las instrucciones del producto a utilizar para conseguir los mejores resultados en tus recetas.