La jojoba y su especial aceite

La jojoba o, más concretamente, el aceite de jojoba es lo que ha hecho popular esta planta desértica de origen centroamericano. Usada en la actualidad por la industria cosmética, la jojoba es también una materia prima para la producción de biodiésel y lubricantes, así como para las farmacéuticas, entre otros.

Simmondsia chinensis

La jojoba (Simmondsia chinensis) es endémica de los desiertos del norte de México, en Sonora, y suroeste de Estados Unidos, en el sur de California y Arizona y pequeños enclaves en Utah. Es un arbusto dioico (plantas macho y plantas hembra), perenne de tamaño medio, de poco más de un metro de altura pero que puede alcanzar los 4 metros. Sus hojas son rígidas, cubiertas por vellosidades y de color gris-verdoso las jóvenes, volviéndose amarillentas y marrones las más viejas.

Su condición de planta desértica hace que soporte temperaturas extremas en verano, poca lluvia y la exposición directa al sol. Crece en laderas secas y su poca tolerancia al frío hace que sea difícil encontrarla en zonas donde haya heladas, aunque puntualmente puede tolerar temperaturas de hasta los -6oC.

El arbusto tiene una floración que va de diciembre a julio, intervalo en el que se mueve dependiendo de la zona. Produce unas pequeñas y discretas flores amarillas (masculinas) que dan paso a un fruto parecido a una bellota en el caso de las plantas hembra. La semilla, de unos 2 centímetros, de color marrón chocolate puede encontrarse dentro de su cáscara o cápsula de un tono más claro.

Es una planta longeva, que puede vivir hasta 100 años, motivo por el cual en ocasiones se lo como árbol.

El nombre indio original de la jojoba es hohowi.

Jojoba es su nombre en español y el utilizado en todo el mundo, pero tiene más nombres (en inglés) como baya de café, nuez de ciervo, nuez de cabra o avellana silvestre, entre otros.

En cuanto a la composición de la semilla, la parte que consumimos, cabe decir que contiene sobre un 50% de cera liquida (peso seco), por lo que realmente no se trataría de un aceite (triglicéridos). Una característica que la hace única entre los vegetales.

Esta cera se compone casi en su totalidad de esteres de ácidos grasos mayormente insaturados con una larga durabilidad, al no estar compuesto por triglicéridos no se enrancia, ni se descompone con el calentamiento. En definitiva, tiene una elevada estabilidad.

Uso tradicional y actual de la jojoba

Los pueblos nativos americanos y mejicanos que habitaban las zonas donde puede encontrarse la jojoba silvestre ya conocían y utilizaban sus frutos. Sin embargo, no todo el mundo consumía los frutos como alimento. De hecho, se menciona que los indígenas mejicanos no lo hacían por su capacidad para provocar el vómito.

Sí que lo utilizaban para aplicar sobre la piel, para protegerla del sol, para restaurarla y para suavizar el cabello.

Actualmente, lo que más conocemos de la jojoba es lo que denominamos como aceite de jojoba (que en realidad es la cera líquida), utilizado en cosmética para la fabricación tanto de cremas como de jabones.

Su composición lo hace muy parecido al sebo que genera nuestra piel y al no tratarse de una grasa propiamente dicha, el aceite de jojoba tiene una buena absorción, no obstruye los poros y no deja una sensación grasa tras su aplicación. Ideal para el tratamiento del acné y como desmaquillante.

El aceite de jojoba puede ser usado por todo tipo de piel, es un buen hidratante y favorece la retención de agua en la dermis. Algo sumamente interesante si tu piel tiene tendencia a la sequedad.

Esta misma función hidratante ayuda a prevenir la formación de arrugas prematuras y a mantener la elasticidad natural de la piel.

Puedes encontrar aceite de jojoba en cremas nutritivas, antiarrugas o hidratantes, destinadas a hombres o a mujeres.

El aceite de jojoba presenta una elevada tolerancia y no causa reacciones alérgicas, por lo que puede ser usado por las pieles más sensibles.

Durante el embarazo, la aplicación de aceite de jojoba en el vientre y otras zonas afectadas previene la formación de estrías.

A nivel capilar, el aceite de jojoba disuelve el sebo causante de la caspa y el picor en el cuero cabelludo. A la vez, la excesiva secreción sebácea se regula y facilita la recuperación de un cabello sano, abundante y libre de grasa.

Como tratamiento para el cuero cabelludo, tan solo hay que aplicar una pequeña cantidad y frotar para extender el aceite por la piel, dejándolo actuar no menos de 30 minutos antes del lavado. También puedes añadir unas gotas de aceite de jojoba a tu champú habitual e incluso aplicarlo solo después del lavado.

Pero no solo tu cutis y tu cabello se benefician de las fantásticas propiedades del aceite de jojoba.

Como aceite de masaje, la jojoba hidrata, desinflama y tiene funciones antisépticas, lo que es un aliado frente a pequeñas heridas, picaduras y golpes.

El aceite de jojoba tiene además un factor de protección solar natural alrededor de 6.

Como vemos, al aceite de jojoba la fama no le precede de forma justificada. Un gran aliado que nuestra piel y nuestro cabello no pueden dejar escapar.

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