¡Y llegó la Navidad! (ding, dang, dong…) y con ella las comidas de empresa, las comidas con la familia, con los amigos… y las digestiones pesadas ¡Qué ilusión!
Que sí, que lo que ahora toca es deciros que hay que moderarse a la hora de comer. Que comer copiosamente y estar muchas horas sentado en la mesa, hablar, reír… no es muy amigo de una buena digestión. Que lo que se debe hacer son recetas más ligeras, más saludables… Peeeero, seamos sinceros, la voluntad tiene un límite ¿Cómo vamos a resistirnos ante semejantes manjares? Pecar forma parte de nuestra naturaleza y las comidas navideñas son las fechas perfectas para hacerlo (aunque, ahora que me leo, vaya una contradicción: fiesta religiosa-pecar…).
En fin, sigamos.
Es Navidad. Es la hora de comer. Vamos a casa de los padres, suegros, cuñado…donde sea. Pero estamos ante una mesa digna de la realeza (hay quien verdaderamente se esfuerza este día y "tira la casa por la ventana"). Mariscos, carnes suculentas, salsas, turrones, barquillos, polvorones, vino, cava… y tú, que te habías propuesto no pasar de los entrantes y la sopa y postrearte con una fruta, ves a tu diablillo en un hombro y a tu angelillo en el otro enzarzados en una discusión: peca / no peques. Come más / no comas. Es una vez al año / piensa en tu estómago… Y, por un día, vas y caes.
No sufras. No se acaba el mundo. No te fustigues. No que culpabilices. No, no y no.
Levanta la vista, mira al frente, endereza esos hombros, espalda recta y repite conmigo en voz alta, clara y segura "!como he disfrutado, sí señor!".
Pero llegan los malestares digestivos. No digamos si ya padeces de acidez de antemano que, por cierto, hablamos de ella hace justo un año y en aquel post te dábamos muchas pautas para su prevención y su tratamiento con productos naturales y algún que otro complemento alimenticio.
¿Qué sucede con la pesadez de estómago, la acidez o la indigestión?
Habitualmente, el exceso de ácidos que nuestro estómago produce ante comidas como las que solemos hacer por estas fechas, queda compensado por una mayor secreción de mucina en las paredes del mismo, que lo protegen del bajo nivel de pH que se alcanza, aunque las zonas extremas de la cavidad estomacal (entrada y salida) acaban viéndose afectadas ya que la mucosa en estas dos áreas está menos preparada.
El exceso de grasas y de proteínas, también habitual en las comidas navideñas, hace que la digestión se ralentice, generando molestias indeseadas.
Podemos optar por fármacos que reduzcan la acidez o protectores estomacales, pero sus efectos secundarios hacen que gocen de mala fama. Además, el problema no queda solucionado. Lo único que conseguimos al tomarlos es aliviar los síntomas.
Cabe preguntarse, entonces (aquí tienes que poner cara de estar pensando algo muy importante): Si la naturaleza ha sido capaz de darnos alimentos que podemos combinar dando como resultado recetas la mar de indigestas, ¿Cómo no tiene que haber sido capaz de poner a nuestro alcance otros alimentos, hierbas o compuestos que hagan lo contrario? Es decir, que nos ayuden a mejorar nuestras digestiones.
¡Pues, claro que sí! Si es que la naturaleza es muy sabia.
Ahí van unas propuestas.
Ayúdate con alimentos:
¿Recuerdas esa fruta que querías tomarte de postre cuando te prometiste ser "bueno"? Pues, no la descartes. La fruta, sobre todo el plátano maduro, contiene sustancias que consiguen reducir la acidez estomacal.
Y si eres tú quien tiene que preparar un menú navideño, una buena opción para no torturar tanto a tus comensales, es añadir frutas diversas dentro del mismo menú. Preparar canapés con frutas o incluirlas en ensaladas, sería una buena opción.
Existen también verduras que te pueden ayudar en tu cometido de proteger a los invitados de la tan temida acidez post-comilona. Busca aquellas con más cantidad de mucílagos, como los calabacines, que suavizarán las vías de entrada y salida del estómago, o que aporten agua, como los pepinos, que contribuirán a aumentar el pH estomacal.
Escojas lo que escojas, debes saber que los alimentos vegetales en general te ayudaran a que esos menús navideños pasen de ser unos diablillos a ser unos angelillos.
Ayúdate con plantas:
Malvavisco: el malvavisco, que se utiliza principalmente para tratar afecciones de la garganta, es también un buen recurso para luchar contra la acidez. Precisamente, gracias a los mismos componentes, los mucílagos.
Jengibre: fantástica ayuda frente a las digestiones pesadas. También está indicado en caso de hinchazón y gases. Añadir jengibre fresco a tu ensalada o, sencillamente tomar un poco entre comidas, te ayudará a pasar mejor esa comilona por el tracto intestinal.
Cúrcuma: si no tienes problemas previos de acidez (gastritis, helicobacter…), la cúrcuma resulta de gran ayuda ya que estimula la producción de jugos digestivos, lo que ayuda a digerir mejor los alimentos. La cúrcuma tiene además efecto antiinflamatorio.
Enzimas: las comidas que se sirven estos días suelen ir cargadas de carnes y/o pescados. Poder realizar una correcta digestión de estos alimentos, ricos en proteína, nos ayudará a disfrutar de una mejor sobremesa.
Ayúdate con hierbas:
No nos olvidemos de los temidos gases. Aquellos que te hinchan y que te hacen pensar lo peor ("¡Córcholis! ¡Acaban de empezar las fiestas y ya he subido 2 tallas de pantalón!").
En estos eventos sociales donde se habla mucho y se ríe (esperemos que más), es normal acumular más gases que acaben por tenernos que desabrochar un par de botones.
¿Cómo los podemos combatir? Pues, o te callas y adoptas cara de póquer toda la comida, aun a riesgo que te tachen de rarito/rarita (como poco), para evitar que se formen gases, o finalizas el tiberio con unas hierbecitas digestivas. Serán mano de santo.
En definitiva, sea acidez, pesadez estomacal o gases, tienes a mano un remedio natural para cada caso.
Disfruta de las fiestas (lo que no es sinónimo de desmadrarse) y ¡a ser feliz!