Vencer el sedentarismo

Desde hace unos años es más que evidente que el sobrepeso y la obesidad están viviendo su época dorada. Y es que los cambios sufridos en cuanto a hábitos alimentarios y actividad física han puesto de manifiesto este gran problema presente en la mayoría de sociedades del siglo XXI.

Los números no engañan y no auguran nada bueno: La obesidad ha crecido, crece y lo seguirá haciendo de forma progresiva en los próximos años.

En la actualidad, sobre la mitad de la población adulta en España se encuentra por encima de su peso, duplicando las cifras de hace tan solo 20 años.

Pero la cosa no acaba aquí, y es que las cifras seguirán aumentando, estimándose que en el año 2030 el 80% de hombres y el 55% de mujeres en España tendrán sobrepeso u obesidad según un estudio publicado en la Revista Española de Cardiología hace unos meses.

Por comunidades, Asturias cuenta con la tasa de obesidad más alta de España (25,7%) y las Islas Baleares con la más baja (10,5%).

Si bien en la actualidad, España no ocupa los primeros lugares en el ranquin de países con más tasa de obesidad en adultos, sí que lo es en obesidad infantil, por lo que se entienden las cifras del estudio pronosticadas si no ponemos remedio de inmediato.

Nuestros hábitos han cambiado en las últimas décadas. Y no estamos hablando tan solo de la alimentación. Entre otros factores cabe destacar que en definitiva comemos más, comemos peor, nos movemos menos (poco o nada), dormimos menos (y peor) y nuestro nivel de estrés se encuentra aumentado. Y tras todo esto está la genética. Que sí, que influye, pero no tanto como pretendemos culpar.

Cambios a la vista

Alimentarse mejor

El primer paso que muchos dan es hacer cambios en la alimentación. Muchas personas deciden buscar apoyo en un nutricionista para que les ayude a organizar la alimentación, les acompañe en el proceso de cambio de hábitos y les de estrategias para aprender a comer mejor.  

Pero si queremos hacerlo por nuestra cuenta, algo sencillo y que nos hará empezar con buen pie es eliminar de nuestra vida aquellos alimentos excesivamente procesados y centrar la alimentación en alimentos frescos. Meternos en la cocina, vamos.

Pero, ¡ojo!, que tras la calidad también está la cantidad.

Centrarse en la llamada "comida real" no significa sustituir tu marca de batido de chocolate por uno hecho en casa. Porque, quizá sí que los ingredientes serán de mayor calidad, pero las calorías también cuentan. No lo olvidemos.

Además, no caigamos en la trampa de "como lo he preparado yo, puedo comerlo sin moderación".

Debemos saber escoger y si inicialmente tenemos que centrarnos en ir a buscar esos ingredientes que nos ayuden a reducir las calorías que ingerimos a lo largo del día, pues bienvenidos sean.

Por ejemplo, y volviendo a nuestro batido de chocolate, podemos preparárnoslo nosotros mismos escogiendo leche desnatada en vez de entera, cacao bajo en grasa en vez del cacao lleno de azúcar de algunas marcas comerciales, y edulcorante sin calorías para darle ese toque dulce del que nos cuesta prescindir.

Ser menos sedentario

Aunque muchas veces parece que ponemos excusas para no movernos, otras tantas son la realidad de una sociedad estresada y con la agenda cargada que encuentra más satisfacción en comer, mucho y mal, quedarse tumbado en el sofá o jugar a la video consola antes que disfrutar de una comida saludable y moverse.

Pero esto se va a acabar y mientras las obligaciones diarias no nos dejen, o mientras no estemos preparados para cambiar ciertos patrones de nuestra vida que impiden que incorporemos la actividad física como una rutina más, podemos ir poniendo granitos de arena que pueden acabar por ser una montaña. Y ya sabemos lo grandes que son las montañas y lo que cuesta moverlas.

Empecemos por donde pasamos más horas al día. El trabajo.

Si tu trabajo es sedentario, te pasas muchas horas sentado, por ejemplo, en una oficina, tu granito de arena puede ser romper con ello cada hora.

Cada hora levántate de la silla, descansa la vista de la pantalla y dedícale 1 minuto, o 2, o 3 a desentumecerte y ejercitarte. ¿Cómo? Pues, si trabajas en un edificio, baja y sube escaleras, si no tienes escaleras, levántate y haz unas sentadillas, date una vuelta por el almacén, haz unos Jumping Jacks (saltos en estrella), haz flexiones con las manos apoyadas en la mesa (como la foto que encabeza este post), levántate y siéntate sucesivamente… en fin, si de ejercicios hay un montón. Si hasta puedes tener unas pequeñas mancuernas para aumentar el grado de fuerza. Tan solo debes buscar por la red y encontrarás tareas para no aburrirte o adaptar ejercicios a los recursos de los que dispongas en tu área de trabajo.

¿Te da vergüenza ponerte a hacer ejercicios delante de tus compañeros? Puedes buscarte un lugar íntimo (por ejemplo, el baño) o puedes hacerlos partícipes del cambio.

A simple vista puede parecer algo ridículo o superficial, digno de un artículo sin sustancia y vacío de contenido de los muchos que podemos encontrar por internet, pero si nos ponemos a pensar, los beneficios que nos aporta parar cada hora para oxigenar y ejercitar nuestra musculatura, mover nuestras articulaciones y hacer subir, ni que sea un poco, las pulsaciones, yo me aplico el refrán: ande yo caliente, ríase la gente. Y lo luzco con orgullo. Unos se levantan cada hora para salir a fumar un cigarrillo, pues tú lo haces para ganar salud.

Para ir a trabajar y saliendo del mismo, también puedes incrementar tu gasto calórico.

Tenemos lo típico: bajarte una parada antes del metro o del autobús, aparcar lejos, ir andando hasta el trabajo… Aunque esto último, dependiendo de donde trabajes, puede ser difícil. Todo y así, hay trabajos que están a esa distancia justa en la que una bicicleta se convierte en el vehículo ideal. Afortunadamente, en la actualidad, la mayoría de ciudades en nuestro país disponen ya de fantásticos carriles bici que te ayudarán a hacer tu trayecto más seguro.

Los fines de semana, días festivos, puentes, vacaciones… Ahí sí que no hay excusas. Seguro que por mucha tarea que te dejes para el fin de semana (hacer la compra, poner lavadoras, planchar, ir al cine, ver esa serie de internet, salir a tomar algo con tus amigos…), tienes un momento para hacer mover a tu cuerpo. Que para eso lo tienes (el cuerpo y el tiempo).

A partir de aquí, que la actividad física forme tan parte de tu vida como el trabajo o comer, depende de ti. Lo que está claro es que cuando el momento llegue y consigas engancharte, lo difícil va a ser dejarlo.

Déjate de "operación bikini" (¡Como odio este concepto cortoplacista y superficial!). Lo mejor sería pensar en "operación vida".

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