Aceite de ricino. De laxante a cosmético ideal

Para los más veteranos, el aceite de ricino es sinónimo de laxante. En la actualidad, el aceite de ricino tiene aplicaciones muy diversas. La industria, la farmacéutica y la cosmética tienen al aceite de ricino entre una de sus mejores apuestas con destacables resultados, cada uno en su campo.

La planta

El aceite de ricino se extrae de las semillas de la planta con el mismo nombre, en latín Ricinus communis.

El ricino, llamado también higuera del diablo entre muchos otros nombres, es originario de África tropical y naturalizado en zonas templadas de todo el mundo. De hecho, en algunos lugares, como por ejemplo en las Islas Canarias, es considerada una planta invasora.

Este arbusto que puede llegar a los 5 metros de altura, presenta unas grandes hojas palmeadas que van del verde al púrpura, pasando por el rojo, al igual que el tallo. El fruto del ricino es redondo y cubierto de numerosas púas, verde en un inicio y rojo cuando madura. Contiene 3 semillas en su interior, repartidas en 3 cavidades. De hecho, según Plinio el Viejo, el nombre ricinus viene dado por el parecido de las semillas con las garrapatas (Ixodes ricinus). Estas semillas son altamente tóxicas por su contenido en ricina, una fitotoxina que puede llegar a ser mortal.

Aunque hemos encontrado alguna información sobre el número de semillas que habría que tomar para provocar la muerte (5 semillas), parece ser que este dato no es del todo correcto. En cuanto a nosotros, lo que diremos es que ni se te ocurra acercarte a una ya que, con que ingieras solo unas pocas ya es suficiente para que sufras cuadros gastrointestinales agudos y daños en los riñones y el hígado.  

El ricino se utiliza como arbusto ornamental y desde la antigüedad, como remedio natural gracias al aceite extraído de las semillas.

Pero, ¿Cómo puede ser que siendo las semillas tan tóxicas, pueda obtenerse un aceite con propiedades terapéuticas?

Te lo explicamos a continuación.

El aceite de ricino

Como hemos señalado al inicio del post, el aceite de ricino se extrae de las semillas de la planta. Pero también hemos indicado que las semillas contienen la tóxica ricina.

Pues bien, la ricina es una toxina de tipo toxoalbúmina, es decir, una proteína tóxica y, como toda proteína es susceptible al calor. Por lo tanto, para poder obtener el aceite de las semillas de forma segura éste se somete a calor para degradar la ricina. Además, las toxoalbúminas son solubles en agua, por lo que la ricina no estaría tampoco presente en el aceite.

Alrededor del 50% del peso de las semillas es aceite y sobre el 90% de los ácidos grasos presentes en este aceite son en forma de ácido ricinoleico, un ácido graso insaturado de la serie omega 9. El ácido ricinoleico

El aceite de ricino era utilizado ya en el Egipto de los faraones por sus numerosas propiedades. Principalmente, y la más conocida, como purgante.

La función laxante del aceite de ricino es a través de la captación de agua en el intestino e irritación de la mucosa, lo que hace que el tránsito intestinal se acelere. Pero no conviene abusar de él ya que a este efecto laxante lo acompaña una pérdida de agua y electrolitos que puede llevar a la deshidratación.

En cosmética, el aceite de ricino forma parte de la lista de ingredientes de multitud de productos de los que podemos obtener grandes beneficios:

  • Antiinflamatorio: gracias al ácido ricinoleico, el aceite de ricino es un gran antiinflamatorio que lo hace muy útil en caso de irritaciones cutáneas, erupciones o acné. De hecho, la industria farmacéutica aprovecha esta propiedad del ácido ricinoleico para aplicarlo mediante apósitos y tiritas.
  • Analgésico: esta capacidad analgésica del ácido ricinoleico es también valorado en farmacia. Podemos tratar pequeñas heridas, picaduras de insectos e incluso para calmar la piel después de la exposición al sol.  
  • Hidratante: es un buen humectante que favorece la captación y retención de humedad. El aceite de ricino forma parte de los ingredientes de muchos productos cosméticos gracias a esta propiedad.
  • Estimulante del crecimiento del cabello y uñas: cabello, pestañas y cejas son los grandes beneficiados. No tan solo ayuda a que el cabello crezca, también actúa para su regeneración y fortalecimiento, previniendo la caída e hidratándolo. Para su aplicación sobre cejas y pestañas, tan solo hay que utilizar una pequeña cantidad procurando que no entre en los ojos y masajearemos para facilitar la absorción. Con el tiempo comprobaremos como nuestras pestañas se ven más largas y abundantes. En el caso del cabello, utilizar como una mascarilla sobre el cuero cabelludo. Sus propiedades hidratantes ayudan también a combatir la sequedad prevenir las puntas abiertas. La aplicación regular sobre las uñas ayuda a que estas crezcan más fuertes.
  • Sobre la piel: el aceite de ricino es un buen aliado para nuestra piel ya que la calma, la hidrata y ayuda a regenerarla.

Es habitual verlo dentro de la lista de ingredientes en cosméticos con su nombre en inglés: castor oil, algo que ha llevado a confundir a más de uno pensando que se trataba de un producto extraído de este animal. Hay quien también lo traduce literalmente del inglés y lo llama "aceite de castor".

Contraindicaciones

Por razones obvias hay que ir con cuidado en caso de trastornos intestinales como prolapsos, EEI, hemorroides, colon irritable, entre otros.

También hay que observar la reacción de la piel tras su aplicación, ya que personas sensibles pueden manifestar algún problema.

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