Técnica Alexander, el camino hacia el equilibrio

Durante nuestra vida, inconscientemente, hemos maltratado nuestro cuerpo de diversas maneras. Los hábitos adquiridos, el recuerdo de vivencias pasadas, así como los modelos de comportamiento que hemos interiorizado durante la infancia han definido con el tiempo nuestro lenguaje corporal, una forma de expresión global con la que nos comunicamos con el mundo.

Sociedad del estrés

Nuestra sociedad ha dado históricamente más importancia a las funciones intelectuales que a las corporales, de modo que, poco a poco, nos hemos ido "olvidando" de nuestro cuerpo y lo hemos dejado de utilizar de una manera natural. Debido a las prisas, las demandas, los bloqueos emocionales, la ansiedad y la angustia de nuestra sociedad occidental, la mayoría de nosotros hemos desarrollado una serie de hábitos de conducta corporal que se traducen a menudo en excesiva tensión muscular. Como estas tensiones o agarrotamientos se producen continuamente a lo largo de nuestra vida, poco a poco los vamos incorporando y se convierten en algo "normal". Lo hacemos inconscientemente, es decir: nos perjudicamos sin darnos cuenta.

El objetivo de mi técnica no es liberarse de tensiones, sino reorganizarlas haciendo de ellas una fuente de energía y satisfacción. "
(F. M. Alexander).
Con la técnica Alexander podemos iniciar el proceso de aprender a reconocer y reducir el efecto de todos estos hábitos que nos perjudican.
La técnica Alexander da la posibilidad de poder percibir cuando perjudicas tu cuerpo, cuando lo tensas excesivamente o cuando bloqueas el movimiento de las articulaciones,  lo que te ayuda a prevenir las presiones y restricciones a que las sometes inconscientemente.

Se trabaja de una manera muy suave, no hay movimientos bruscos ni torsiones exageradas, se trata de todo lo contrario: Se basa en preparar el cuerpo para moverlo desde el equilibrio y la relajación.

¿Terapia o aprendizaje?

Los profesores de técnica Alexander no somos terapeutas, no estamos preparados para hacer diagnósticos médicos ni para curar a nadie. Hay que dejarlo muy claro antes de que puedan haber malentendidos. Los profesores de técnica Alexander somos "profesores especializados".

La técnica es un proceso pedagógico, pero que tiene implicaciones y consecuencias terapéuticas muy notorias. Es un proceso claramente científico donde el alumno "aprende" a observar, ponderar y evaluar la manera de utilizar su cuerpo, y a partir de esta observación adquiere herramientas para prevenir las tensiones y esfuerzos excesivos a que se somete. La consecuencia terapéutica de este aprendizaje es evidente.

Si somos capaces de administrar mejor las tensiones el cuerpo, podremos reducir los esfuerzos innecesarios y de esta manera reducir e incluso eliminar muchas de las dolencias derivadas de estas sobretensiones.

"Si aprendemos a usar la musculatura de una manera más eficiente podemos solucionar muchos problemas de movilidad e incluso algunos males físicos e intelectuales”
Nikolas Timbergen (Premio Nobel de Medicina 1973)

¿Nos comunicamos adecuadamente con nuestro cuerpo?
Tuve un alumno, un chico de 11 años. No paraba de tener accidentes. Hacía deporte, iba a escuela, como cualquier chico de su edad pero siempre "caía" y constantemente llevaba un yeso, ya fuera en la pierna, el brazo o en la mano. Su madre decía socarronamente que "el yeso formaba parte de su personalidad".

Observé cómo se movía, cómo caminaba, cómo corría, cómo se sentaba e incluso le hice hacer un par de volteretas... Resulta que a consecuencia de haber crecido muy rápido, su columna se había desviado, tenía una escoliosis considerable y estaba "torcido". Él, aunque se lo habían dicho, no se "sentía" torcido... Y éste era el problema. Todo lo hacía "torcido". Caminaba torcido, corría torcido y las volteretas salían, claro, torcidas, por lo que no era extraño que se rompiera con tanta facilidad cuando hacía deporte o corría por la calle... Pero él ¡no se sentía torcido! Por lo tanto no podía corregir el problema.

Cuando empezamos a trabajar, al principio nos reíamos mucho, porque cuando él se sentía torcido, se miraba al espejo y se veía "recto" y cuando él se sentía "recto", el espejo le decía que estaba "torcido".

Hábitos perjudiciales

Este ejemplo ilustra muy bien lo que pasa en la mayoría de las personas. Hemos adoptado unos hábitos perjudiciales de tensión que ya no notamos, incluso ya no notamos si nuestro cuerpo está desequilibrado o no, hasta el punto que hay personas que si los observamos de perfil cuando caminan o están parados parecen "la torre de Pisa", porque están completamente inclinados hacia delante (o hacia atrás) ¡pero no lo notan!

Todo el esfuerzo que hacen para "no caer" les hace perder una energía preciosa. Hace que todos los músculos y las articulaciones se agarroten debido a la fuerza extra que hay que hacer para aguantar aquel cuerpo que cae. Estas fuerzas, este desgaste, constante, día tras día, semana tras semana, año tras año es claramente contraproducente y repercute seriamente en la salud.

El equilibrio: La clave

Si intentamos aguantar una escoba en equilibrio sobre un dedo, la escoba no cae. Esto es así gracias al constante movimiento que hacemos con la mano. Si no moviéramos la escoba ésta caería. De hecho la escoba está cayendo constantemente, pero constantemente estamos rectificando la posición de la mano y el brazo para que no lo haga. El equilibrio no es un punto, el equilibrio es un estado de movimiento constante.

Con este ejemplo pretendo explicar que el equilibrio no es posible sin movimiento.
Si aguantamos la escoba y no movemos la mano, cae. La bisagra imaginaria entre el dedo y la escoba debe estar constantemente en movimiento y naturalmente libre de trabas, justamente para que la escoba no caiga.

Bueno pues, el cuerpo cuando está de pie tiene cuatro bisagras: La articulación del tobillo, la de la rodilla, la de las caderas y la articulación de la cabeza con el cuello (sin contar las pequeñas articulaciones de la columna vertebral). Si desequilibramos por cualquier razón alguna parte de esta estructura, y no hacemos nada para impedirlo, cae, como la escoba. Si en lugar de mantener el cuerpo en equilibrio lo que hacemos es "aguantarlo", estamos haciendo un esfuerzo enorme.

Aguantar el desequilibrio es muy costoso, desgasta y desperdicia energía. Una persona con el cuerpo desequilibrado podría tener dolor en las rodillas, en la espalda, en las cervicales y en muchos otros lugares, y no sólo eso: también podría sufrir de cansancio, malestar e incluso, mal carácter, poca paciencia o irritabilidad.

La manera en que los profesores de técnica Alexander enseñamos a mantener el cuerpo erguido es justamente liberando las articulaciones (que hacen de bisagras) para poder propiciar un movimiento constante que permita la rectificación permanente del cuerpo y restablezca el equilibrio natural.

Por lo tanto, si queremos tener el cuerpo en equilibrio, necesitamos liberar la musculatura y las articulaciones.

Lo uno es consecuencia de lo otro. Cuanta menos tensión, más equilibrio, cuanto más equilibrio menos esfuerzo, cuando menos esfuerzo menos cansancio, menos dolor, mayor comodidad y mayor rendimiento tanto en el trabajo, en el deporte o en nuestra vida diaria... En definitiva mejor bienestar físico y mental…

Esto es lo que enseñamos los profesores de técnica Alexander, a liberar la musculatura y las articulaciones para tener más libertad de movimientos y hacer menos esfuerzo en nuestra vida. En principio es un proceso pedagógico, pero los beneficios para la salud son importantes.

Mi experiencia

Decidí comenzar las clases porque, como actor, tenía problemas de voz y de presencia en el escenario, aparte de un dolor de espalda persistente al que ya me había acostumbrado y que no lo asociaba para nada con los problemas de voz que yo sufría.

Sinceramente al principio de las clases no entendía nada de lo que el profesor me decía. Me hablaba de tensiones perjudiciales, de esfuerzos excesivos que yo ni siquiera notaba ni sabía que existían. Me sorprendió muy agradablemente la manera en que el profesor me ponía las manos sobre el cuello y la espalda. Eran unas manos suaves, amables que invitaban a destensar todo el cuerpo. Me hacía reflexionar sobre los movimientos más cotidianos: cómo caminaba, cómo me sentaba, cómo hablaba.

Simplemente me pedía que "no hiciera nada", que sólo observara sin juzgar las reacciones de mi cuerpo, sin dar importancia a si lo hacía bien o mal... El profesor me pedía que no hiciera nada, que solo observara. Esto me intrigó mucho y al mismo tiempo, también me tranquilizó, porque dejé de sentirme juzgado, y me quitaba la presión de "hacerlo bien" y ser "un buen alumno". Lo de "no hacer nada" era como un misterio, de hecho no lo entendía, pero salía de las clases como flotando, iba por la calle sin hacer ningún esfuerzo y seguramente con una sonrisa imbécil en la cara... La espalda ni la notaba.

A medida que fuimos trabajando empecé a notar ciertos cambios: Un día sentado en el autobús me di cuenta de que significaba "tener las caderas sueltas": Cuando el conductor frenaba, todo mi cuerpo se iba hacia delante por efecto de la inercia. Esto no le pasaba al resto de pasajeros, y claro, me miraban extrañados. ¡Para mí fue todo un descubrimiento! (Otra sonrisa imbécil ...)

Otras veces cuando caminaba lo hacía sin esfuerzo, la espalda se me erguía y todo yo crecía ... ¡Sin esfuerzo! La respiración también cambió, se hizo más fácil, más profunda y notaba como las costillas estaban más liberadas y tenían mucho más movimiento. Un día haciendo el traslado de una lavadora me sorprendí de cómo sin hacer prácticamente ningún esfuerzo la podía arrastrar de un lado al otro... Eso me acabó de descolocar (y de convencerme). La voz cambió, la postura cambió y yo me sentía como más arraigado en el suelo, sin dolores y mucho más seguro de mí mismo.

Integración Cuerpo-Mente
No fue una experiencia sólo física, sino que también afectó a mi carácter: en cómo me tomaba las cosas, en cómo reaccionaba ante los demás, y sobre todo en cómo me enfrentaba a mí mismo.Fue y sigue siendo un cambio de todo en general, no sabría decir por dónde empezar, pero se me "coló" poco a poco, como por la puerta trasera, pausada y tranquilamente. He aprendido a escuchar y a hablar con mi cuerpo, interpreto mejor sus mensajes y puedo prevenir el malestar. Ahora tengo una herramienta a la que puedo recurrir y un refugio seguro del que salir liberado si me encuentro apretado por la tensión. Ahora puedo escoger entre dejar que mis hábitos me gobiernen o tomarme el tiempo necesario para decidir cómo me enfrento a cada situación.

Parece mentira cómo este proceso que de entrada parece un desbloqueo corporal tenga tanta influencia en el equilibrio emocional y mental.

Cambio

Tenemos la capacidad de cambiar. Esto es lo más precioso que nos enseña esta técnica. La posibilidad de recuperar el equilibrio y la fluidez perdida y reaprenderlo para que no se vaya ya nunca más. Si nos permitimos deshacer las tensiones que hemos encarcelado en el cuerpo y la mente entonces experimentaremos la alegría de vivir que ya tuvimos en la infancia. Ahora recuerdo con una media sonrisa cómo me sentía yo en mi primera lección cuando el profesor me decía que "no hiciera nada "sin entender que" sin hacer nada "ya hacía mil quinientas tensiones sobre mi cuerpo... Y yo sin saberlo...

¿Quién acude a las clases?

Se acude al profesor de la técnica Alexander para una amplia variedad de motivos, si bien se podrían destacar dos grandes grupos:

Mejora de habilidades

Actores, músicos, maestros, bailarines, cantantes, modelos, atletas, golfistas, jinetes, conferenciantes, políticos, vendedores, etc., que necesitan tener buena presencia y una actitud cómoda y segura en su actividad.

Malestar

Personas que sufren problemas derivados de la sobre-tensión: dolor de espalda, mala postura, afonía, dolor en cervicales, lumbalgias, hernias, estreñimiento, asma, tartamudez, migrañas o estrés. Otros que sufren alteraciones en el carácter: ansiedad, inseguridad, baja autoestima o problemas en las relaciones sexuales. También acuden muchos alumnos que complementan el aprendizaje de la técnica Alexander con fisioterapia o psicoterapia, así como mujeres embarazadas.

Autor: XAVIER ORTIZ

Actor y profesor de la técnica Alexander. Es miembro fundador de APTAE (Asociación de Profesores de Técnica Alexander de España) y miembro activo de STAT (Socyety of Teachers of the Alexander Technique).

//www.tecnicalexander.com
info@tecnicalexander.com

Comentarios de usuarios

Sebastian Ferrer

2011-11-23

¿Conoce alguien si hay un curso o profesor en Albacete?
Gracias.

Cebanatural

Hola Sebastian,

Te adjunto los teléfonos donde te podrán dar información mas completa sobre los centros y profesores en España. 654918485 - 932444638.
. la web la tienes al final del articulo. Saludos.

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