Astenia Primaveral ¿Existe?

Llega la primavera y algo de lo que empezamos a oír hablar es de la astenia. La astenia primaveral es un concepto que se define como un estado anímico y físico en el que se manifiesta apatía, sensación de fatiga, falta de concentración, debilidad… la descripción de los síntomas son tan generales que hay quien duda que realmente exista.

Lo que se entiende por astenia primaveral

Del griego asthéneia = debilidad. Falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa.

Esta es la definición que podemos encontrar en la RAE de la palabra astenia.

De hecho la definición define muy bien (valga la redundancia) lo que en líneas generales entendemos como astenia primaveral porque, en definitiva, se trata de un estado en el que parece que nuestro cuerpo y nuestra mente "no tiran".

Hay quien va más allá y manifiesta irritación, nerviosismo o insomnio.

Viendo estos síntomas tan generales e incluso contrapuestos, no es de extrañar que la comunidad científica no se ponga de acuerdo. Es más. Hasta la fecha, los estudios científicos realizados no han podido avalar su existencia.

Por qué se produce

La primavera es quizá la estación del año en la que se producen más cambios en el entorno ambiental: Las temperaturas empiezan a subir, tenemos más horas de luz y el brillo del sol parece que nos llega con más fuerza.

Esto hace revivir a la naturaleza provocando que dé comienzo la polinización en el mundo vegetal y que la fauna se afane en dejar su huella (y descendencia).

¿Cómo puede ser, entonces, que algo que parece volver a la vida, que "estalla" ante nuestros ojos con mil colores, que despierta los sentidos, nos afecte de este modo?¿A qué se debe?¿Es fruto de la imaginación?¿Llevamos oyendo hablar tanto de la astenia primaveral que hemos acabado por creérnoslo?

Mientras se ponen de acuerdo con la existencia (o no) de la astenia primaveral, si realmente se trata de un trastorno o de una enfermedad (como algunos la clasifican), lo que queda claro es que una parte importante de la población sufre una o varias de las manifestaciones mencionadas al principio.

Lejos de ser un trastorno (mucho menos una enfermedad), la astenia primaveral es tan solo un período de adaptación de nuestro organismo sumado a los síntomas que se manifiestan con las alergias.

Con el aumento de temperaturas más la horas de luz que ganamos, no nos damos cuenta pero cambiamos nuestras rutinas. La climatología más variable en esta época del año también suma. Todo esto altera, además, nuestros biorritmos, lo que, en conjunto hace que a nuestro organismo no le dé tiempo a adaptarse a tanto cambio provocando estos síntomas de somnolencia, falta de energía y apatía.

Y no nos olvidemos que al inicio de primavera se produce el cambio horario, alterándonos aún más durante los primeros días.

A todo esto debemos añadir, como hemos mencionado, las alergias. Muchas personas sufren del "ataque" del polen, principalmente de las gramíneas, lo que lleva a muchos a medicarse y a sufrir, como efecto colateral de la medicación, esta sensación somnolienta. Por otro lado, con la alergia al polen uno puede dormir peor, cosa que explicaría esta irritabilidad descrita al inicio del post.

Como vemos, en primavera se dan las condiciones perfectas para que algunos sufran todo este cóctel de sensaciones que no son más que la suma de cambios ambientales (aumento de temperatura, más luz, climatología variable) + cambio horario + alergia al polen.

Se puede hacer algo

Afortunadamente la astenia primaveral dura poco y unos tienen una adaptación más rápida que otros. Todas estas sensaciones de apatía y decaimiento pueden hacerte pasar unos días bastante desagradables. Y aunque no se trata más que de un período pasajero, tenemos la opción de dejarlo pasar y sobrellevar los días, o actuar sobre lo que nos está pasando.

  • Alergia: alrededor de ¼ parte de la población de nuestro país sufre alergia primaveral. Antes de ir a buscar un antihistamínico, tenemos opciones que pueden ayudarnos, y mucho. Este es el caso del aceite de neguilla, muy apreciado cuando el ambiente se llena de polen.

También tenemos los espráis nasales, para limpiar nuestras fosas de partículas o las pomadas que les impedirán la entrada.

  • Descanso: un buen descanso es clave para despertar recuperado y que no se vea afectado ni tu humor si tu capacidad de concentración, entre otros. Sabemos que nuestros biorritmos se alteran con las horas de luz y las incomodidades que nos hace pasar la alergia al polen. Tomar melatonina durante un tiempo puede ayudarnos a recuperar nuestros ciclos de sueño. O incluso algo que ayude a relajarnos.
  • Apatía: aunque la afectación en el estado de ánimo puede ser causado por la falta de sueño y la adaptación a tantos cambios, una pequeña ayuda nunca está de más. Más que nada para que la situación no nos lleve a entrar en un círculo vicioso del que luego nos cueste salir. Para ello tenemos la ayuda del triptófano que son sus vitaminas y minerales actuarán sobre el sistema nervioso, la función psicológica y el cansancio y la fatiga.
Y, como no, la base está en cuidar nuestros hábitos: alimentación saludable, hacer ejercicio, evitar el tabaco y el alcohol y disfrutar del aire libre y el buen tiempo.

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