El brócoli. Un tesoro para nuestra salud

El brócoli es la más odiada de las verduras. Este símbolo e imagen del rechazo hacia los vegetales guarda en su interior un auténtico arsenal de componentes protectores de la salud.

La planta

El brócoli (Brassica oleracea var. Itálica) es también conocido como brécol o bróquil. Como su nombre indica, pertenece a la familia de las Brasicáceas o crucíferas, muy extendida y a la que pertenecen una parte importante de las verduras de nuestra dieta, sobre todo de las verduras típicas de la temporada de invierno.

Brócoli, coliflor, col, repollo, kale, coles de Bruselas… todas estas verduras pertenecen a la misma familia.

Las palabras brócoli, brécol o bróquil tienen un mismo origen: broccoli, su nombre en italiano y lugar de donde también es originaria esta hortaliza. De hecho, casi toda la familia Brassica es originaria de Europa.

Todos sabemos de sobra qué aspecto tiene un brócoli (verde, con numerosas cabezas florales que nacen de un tronco o tallo central, semejante a un pequeño árbol), por lo que nos centraremos en contar sus bondades.

Te lo detallamos a continuación.

Nutrientes, componentes y propiedades

Como la inmensa mayoría de las hortalizas, el brócoli es escaso en macronutrientes (carbohidratos, proteínas y lípidos), en cambio, de vitaminas y minerales va sobrado.

El brócoli contiene mucha, pero que mucha vitamina C, mucha, pero que mucha vitamina K, una cantidad nada desdeñable de folatos, provitamina A y vitamina B6, es generoso en manganeso, potasio y fósforo y una gran fuente de fibra.

En cuanto a los otros componentes, los fitoquímicos: aquellos compuestos no nutricionales pero bioactivos y de los que podemos obtener grandes beneficios, el brócoli es el rey.

El brócoli es rico en carotenoides, luteína y zeaxantina, grupo de pigmentos que da color a la verdura.

Los carotenoides tienen un importante papel sobre el sistema inmune y la protección de la piel frente a la acción de la radiación ultravioleta.

El aroma y característico sabor del brócoli, así como de toda la gama de crucíferas, se debe a los glucosinolatos, compuestos organosulfurados que, pese a su olor, presentan una gran capacidad protectora.

Cabe decir que dentro de las crucíferas, cada una de las especies que la componen, presenta un perfil distinto de glucosinolatos, siendo el brócoli el más estudiado por contener glucorafanina, compuesto base cuya función principal en la planta es actuar como antibiótico selectivo y en humanos ha mostrado poseer efectos protectores capaces de activar proteínas que trabajarán para luchar contra células cancerosas o prevenir su aparición, además de protegernos de enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares.

Otro compuesto presente en cantidades elevadas en el brócoli es la glucobrasicina glucosinolada que, una vez descompuesto se convierte en indol-3.carbinol, estudiado por sus posibles efectos antioxidantes y anticancerígenos.

En fin, el brócoli es una interesante hortaliza que, pese a su a veces odiado aroma y sabor, se encuentra en continuo estudio, vamos descubriendo cosas nuevas y nos va reportando alguna que otra agradable sorpresa.

La próxima vez que te encuentres ante un brócoli, piensa en los efectos positivos que ejerce en tu salud. Quizá lo empieces a ver con otros ojos.

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