Anemias. No todas son iguales.

La anemia se define como la disminución de la concentración de hemoglobina situándose en valores inferiores respecto a los considerados normales. La anemia es una manifestación que puede tener diferentes orígenes. Determinar la causa es lo que permitirá conocer el tipo de anemia que se padece y aplicar el mejor tratamiento.

El artículo de esta semana nos salió un poco más largo de lo habitual. Pero merece la pena el esfuerzo cuando el objetivo es poder aclarar algunos conceptos a quien nos lee. Así que, entremos en materia:

La sangre es un fluido clasificado como tejido conjuntivo líquido. Está formada por diversos componentes (glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas y plasma) y es la encargada de transportar nutrientes, regular el intercambio de gases, actuar como sistema de defensa y retirar componentes de desecho. Su carácter líquido le permite llegar a prácticamente todos los rincones de nuestro organismo desplazándose por sus vías de circulación, los vasos sanguíneos (arterias, arteriolas, venas, vénulas y capilares).

Los glóbulos rojos, el "hogar" de la hemoglobina

Sobre el 40% de la sangre está formada por glóbulos rojos, también llamados eritrocitos o hematíes. Éstos a su vez están formados por hemoglobina en un 90%, una proteína que será la encargada del transporte de oxígeno a los tejidos del organismo, de la retirada del dióxido de carbono de los mismos hacia los pulmones para ser eliminado y de regular el pH sanguíneo.

La hemoglobina es el componente que le da el típico color rojo a la sangre, que será más oscura cuando transporta dióxido de carbono y de un intenso rojo escarlata cuando lo que transporta es oxígeno.

Los glóbulos rojos circulantes no tienen núcleo celular, por lo que tampoco contienen información genética.Dentro de la hemoglobina es también donde se encuentra el hierro. Concretamente, cada molécula de hemoglobina contiene 4 átomos de hierro. La importancia del hierro radica en que sin él la producción de hemoglobina disminuye. El hierro, además, tiene una gran afinidad con el oxígeno, por lo que es primordial para el transporte de éste hacia los tejidos.

Las diferentes anemias

La anemia aparece como signo de otros trastornos que hacen que el organismo no disponga de la cantidad suficiente de hemoglobina. Esta situación influirá sobre el transporte de oxígeno, que será insuficiente, lo que provocará los síntomas típicos de una anemia.

La anemia puede tener diferentes clasificaciones. En este artículos utilizaremos la que mide el tamaño de los hematíes, es decir, el Volumen Crepuscular Medio (VCM) de los glóbulos rojos:

Morfología Volumen Crepuscular Medio
Microcítica (VCM <80) Normocítica (VCM 80-100) Macrocítica (VCM >100)
  • Anemia ferropénica
  • Talasemia
  • Anemia sideroblástica
  • Anemia por enfermedad crónica
  • Anemias hemolíticas (esferocitosis, falciforme, déficit G6PD)
  • Anemias no hemolíticas (aplásica, pérdida de sangre)
  • Anemia megaloblástica
  • Anemia no megaloblástica (hepatopatía, hipotiroidismo)

Una vez hechas las analíticas y determinado el tipo de anemia, hay que encontrar la causa o causas que la han provocado para poder actuar de la manera correcta. Es decir, hay que establecer un diagnóstico para aplicar el mejor tratamiento.

Anemias microcíticas

Los glóbulos rojos presentan un tamaño más pequeño que lo habitual. Esto es debido a una menor producción de hemoglobina.

Anemia ferropénica

Es la forma más común de las anemias. La causa de la anemia ferropénica es por un déficit de hierro. Al ser el hierro indispensable para la formación de hemoglobina, los niveles de ésta también se encuentran por debajo de los niveles considerados normales.

Causas

Una baja proporción de hierro puede tener diferentes orígenes:

  • Baja ingesta de hierro: el hierro es un mineral esencial que debemos aportar mediante la alimentación. Dietas pobres en alimentos que contienen hierro acaban reflejándose en el contenido de este mineral en nuestro organismo
  • Baja absorción de hierro: nuestros hábitos alimentarios también están implicados en la absorción de hierro. Por un lado, cuando la fuente de hierro que se consume es poco aprovechable, como es el caso de alimentos con hierro no hemo (el contenido en alimentos de origen vegetal), por el otro, una elevada proporción de alimentos con nutrientes que dificultan su absorción (oxalatos presentes en vegetales de hoja verde, alimentos con sustancias alcalinas como los lácteos, la fibra alimentaria y los taninos) en la misma comida. Las dietas vegetarianas son las más expuestas a una baja absorción de hierro si no están bien planificadas. Una baja absorción de hierro puede deberse también a dolencias que afectan el intestino como la enfermedad de Crohn o la celiaquía. Así mismo, tampoco hay absorción de hierro en cirugía bariátrica donde ha habido resección intestinal en el área de absorción del mineral
  • Pérdida de hierro más rápido que el que se puede volver a reponer: pérdidas gastrointestinales (úlceras, sangrados…), pérdidas menstruales
  • Aumento de las necesidades de hierro: existen etapas en la vida donde las necesidades de hierro se ven aumentadas. En mujeres, durante el embarazo y la lactancia, el aporte de hierro debe aumentarse para cubrir lo que necesita, tanto la madre como el bebé

En el ámbito deportivo se habla de "hemólisis por impacto" o "anemia por destrucción mecánica", un tipo de anemia producida por la destrucción de glóbulos rojos debido al impacto de las plantas de los pies contra el suelo. Es más común en deportes como correr o baloncesto. Manifestaciones que pueden indicar déficit de hierro

  • Cansancio generalizado, apatía
  • Cansancio con ejercicio
  • Falta de concentración y memoria
  • Debilidad y fatiga muscular
  • Irritabilidad
  • Palidez en piel y mucosas
  • Mareos

En casos más graves de déficit de hierro:

  • Acúfenos
  • Necesidad de ingerir cualquier cosa (pica)
  • Palpitaciones

Cómo aumentar la ingesta de hierro

Después del diagnóstico de la anemia, si estamos ante una anemia ferropénica, hay que recoger datos sobre los hábitos alimentarios para identificar los posibles déficits en la ingesta y potenciar su consumo.

  • Buscar alimentos ricos en hierro y que se adapten a los hábitos de la persona
  • Promocionar la absorción del mineral mediante una buena combinación de alimentos, como recurrir a la vitamina C (frutas y algunas verduras crudas) y acompañar alimentos que contienen hierro no hemo con los que contengan hierro hemo
  • Disminuir, eliminar de la dieta o espaciar las ingestas de alimentos que dificulten la absorción de hierro

Cuando la ingesta de alimentos no sea suficiente, podemos recurrir a la suplementación. Dado el caso, el profesional sanitario será la persona que mejor puede orientarnos sobre la opción que más nos convenga.

En casos más agudos de anemia ferropénica puede que sea necesaria la administración farmacológica, ya sea por vía oral o parenteral.

Talasemia

Tipo de anemia hereditaria. También conocida como anemia mediterránea, por ser la zona mediterránea donde se da con más frecuencia. En la talasemia el cuerpo produce glóbulos rojos en menor cantidad, lo que lleva a escasez de hemoglobina.

Existen diferentes tipos de talasemia y nivel de gravedad. Alguna no presenta síntomas iniciales. En otras formas de talasemia se detectan las alteraciones típicas de una anemia: cansancio, debilidad…

Los tratamientos son médicos y van desde la suplementación con ácido fólico hasta un trasplante de médula ósea, pasando por transfusiones y terapia génica.

Anemia sideroblástica

Se trata de un trastorno de la médula ósea en el que ésta produce unos glóbulos rojos anormales llamados sideroblastos. Los niveles de hierro aparecen elevados pero con incapacidad para ser incorporado a la hemoglobina.

El tratamiento es médico.

Anemia de las enfermedades crónicas

Es un tipo de anemia relacionada con ciertas afecciones crónicas como pueden ser la enfermedad inflamatoria intestinal (Crohn, Colitis ulcerosa), artritis reumatoide, infecciones prolongadas…

Pueden encontrarse diferentes situaciones:

  • Vida media de los glóbulos rojos más baja
  • Metabolismo del hierro alterado (dificultad en la reutilización)
  • Respuesta eritropoyetica medular defectuosa (la eritropoyetina es una hormona que estimula la formación de eritrocitos)

El tratamiento es de carácter médico, mediante transfusiones o medicación específica.

Anemias normocíticas

En las anemias normocíticas, como su nombre indica, el tamaño de los glóbulos rojos es normal, aunque el recuento total de hematíes es bajo. Están asociadas a enfermedades crónicas o hereditarias.

Anemias hemolíticas

El cansancio, la debilidad, apatía, falta de concentración y bajo rendimiento son algunos de lso signos comunes y característicos de todas las anemias.Existe una disminución de glóbulos rojos sanos. Además, en estas anemias la vida media de los eritrocitos es más corta y la médula ósea no produce la cantidad suficiente de glóbulos rojos para que pueda existir un equilibrio entre los que se destruyen y los que se producen.

Este tipo de anemia puede ser de carácter autoinmune, hereditaria, por infecciones, derivada de la ingesta de fármacos/drogas, por tóxicos o de tipo traumático.

El tratamiento es médico en todos los casos.

Anemias no hemolíticas

 

 

 

Se encuentran la anemia aplásica y la inducida por pérdida reciente de sangre.

En la anemia aplásica existe una incapacidad de la médula ósea para producir suficientes eritrocitos. Las causas son variadas, desde factores genéticos a ambientales, aunque mayormente son de origen desconocido.

El tratamiento suele ser con la prescripción de suplementos de hierro o mediante transfusiones.

Anemias macrocíticas

Eritrocitos anormalmente grandes y donde también existe una disminución en su número.

Anemia megaloblástica

Se produce por una alteración de los glóbulos rojos debido a un déficit de vitamina B12 y/o vitamina B9 (ácido fólico). La síntesis de ADN queda inhibida por la falta de las vitaminas mencionadas.

El nombre de anemia macrocítica, grupo al que pertenece la anemia megaloblástica, es debido a que existe un crecimiento de la célula sanguínea que se ocasiona por su incapacidad por poder dividirse. En las analíticas aparecen glóbulos rojos más grandes, inmaduros y sin funcionalidad.

De hecho, la alteración se refleja a nivel de hematopoyesis y afecta no sólo a los glóbulos rojos. Plaquetas y glóbulos blancos también aparecen alterados. Además, se pierde la capacidad de renovación de otras células con una alta proporción de recambio como la piel, las mucosas y el epitelio intestinal.

Causas

Al igual que sucede con el hierro, la disminución de B12 y B9 puede deberse a varios factores:

  • Baja ingesta: en lo referente a la vitamina B12, aunque es poco frecuente, los colectivos más expuestos son vegetarianos estrictos y alcoholismo crónico. Poseemos una reserva de vitamina B12 que puede durar hasta 5 años, por lo que se deberían hacer unas restricciones severas a largo plazo para empezar a presentar déficit. Especial atención en lactantes con madres vegetarianas estrictas, ya que la lactancia exclusiva puede ser muy pobre en B12. En cuanto al ácido fólico (forma activa de la vitamina B9), es más frecuente debido a que no tenemos reserva de folatos
  • Baja absorción: la vitamina B12 necesita de un compuesto gástrico para poder absorberse llamado Factor intrínseco (FI). Alteraciones en la mucosa gástrica y resecciones intestinales disminuyen o eliminan la posibilidad de secreción de FI, impidiendo de esta manera la posibilidad de absorción de la vitamina. En el caso del folato, dolencias como la celiaquía, lesiones en el intestino delgado y otras alteraciones en la zona de absorción, se traduce en una malabsorción del ácido fólico. Así mismo, el uso de algunos fármacos puede alterar la absorción de ambas vitaminas
  • Aumento de las necesidades: sobretodo durante el embarazo, las necesidades de folatos se multiplican x5 o x10. Este incremento de los requerimientos, si no se cumplen, afectan directamente al correcto desarrollo del feto
  • Alcoholismo crónico: causa déficit de vitamina B12

Manifestaciones que pueden indicar anemia megaloblástica

  • Piel de aspecto seco y pálido
  • Tono amarillento
  • Alteraciones bucales: pérdida de papilas gustativas que causa glositis, ulceraciones, pérdida de percepción del gusto
  • Alteraciones digestivas: diarreas, dispepsias. Causado por la pérdida de células del epitelio intestinal
  • Neuropatías
  • Síntomas típicos de anemia: cansancio, palidez, astenia, taquicardias…

Como revertir la situación

Una de las primeras cosas que hay que determinar es el origen de la anemia megaloblástica. Es decir, si se trata de una anemia por falta de B12 o por falta de folatos. Una vez se sabe esto, investigar sobre el motivo que ha llevado a padecerla (hábitos dietéticos, aumento de necesidades no cubiertas, alteraciones gastrointestinales…).

Una elevada aportación de vitamina B9 puede ocultar un déficit de vitamina B12. Es importante comprobar el estado de las dos vitaminas antes de tratar una anemia solo con B9, ya que si existe déficit de B12 los trastornos asociados a la falta de esta última vitamina progresan igualmente pudiendo llegar a producirse trastornos irreversibles.   

Si el déficit es debido a los hábitos alimentarios se restablecen con normalidad haciendo un cambio en la alimentación. Puede ser necesaria la suplementación, tanto de ácido fólico como de B12. O una combinación de las dos.

En caso de resección intestinal puede ser necesario el aporte directo, por vía parenteral.

Antes de decidirse por la ingesta de suplementos es necesario la visita a un especialista de la salud para determinar las carencias y valorar el tratamiento a seguir.

Anemia no megaloblástica

Un porcentaje bajo (sobre el 5%) de las anemias macrocíticas son de carácter no megaloblástico. Este tipo de anemia se diagnostica al descartarse que exista déficit de B9 o B12.

Suele darse en pacientes con hepatopatías crónicas, en hipotiroidismo, en mieloma múltiple, eritropatologías congénitas y también se ha observado macrocitosis en fumadores habituales.

Como hemos podido ver, anemias hay muchas. Todas se inician con los síntomas típicos, que pueden llegar a complicarse si no se detecta a tiempo cual es el origen de la anemia ni se aplica el tratamiento correcto.

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