Sacha inchi. El aceite amazónico.

Sacha inchi es una planta de cuyas semillas oleaginosas se obtiene aceite. Conozcamos un poco más sobre la procedencia de sacha inchi y qué tiene de interesante su aceite como para que esté conquistando Europa.

La planta

Sacha inchi (Plukenetia volubilis L.), conocida también como maní inca, es una planta trepadora procedente de la selva peruana, pudiéndose encontrar también en Ecuador, Bolivia, Colombia, Brasil, Venezuela, Surinam y Antillas Menores. Sus frutos o semillas poseen un elevado porcentaje de ácidos grasos esenciales y proteínas, una riqueza nutricional acorde con su popularidad en la zona, donde sus semillas son consumidas desde la antigüedad (se habla de más de 3.000 años atrás) por los indígenas.

Su nombre (sacha inchi) proviene del quechua: Sacha = silvestre; Inchi =  referencia al maní.

Es una planta estrictamente tropical, que requiere de climas húmedos, temperaturas que van de los 10 a los 26oC y altitudes hasta los 2.000 metros. Fuera de estos rangos es difícil su supervivencia.

Es una planta hermafrodita que alcanza los 2 metros de altura. El fruto de la sacha inchi tiene una forma parecida al anís estrellado, de entre 4 y 7 puntas y unos 5 cm de diámetro, color verde inicialmente, de dorado a marrón al madurar. Se trata de un fruto capsular donde, en cada punta o cápsula se encuentra una semilla, siendo esta parte la que despierta el interés nutricional de la sacha inchi.

La semilla y su composición

La semilla de la sacha inchi, para hacerse una idea, recuerda en forma a una lenteja gigante o a la semilla de un albaricoque más pequeña y un poco más plana, de unos 2 cm de diámetro.

Es una semilla oleaginosa, lo que significa que en su interior lo que más abunda son las grasas, presentes en un 50% aproximadamente.

También contiene proteínas, alrededor del 27%, aunque estas no son de alto valor biológico, ya que son proteínas deficitarias en los aminoácidos esenciales lisina y leucina.

Son ricas en fibra, entre el 11 y el 16%. Y bajas en carbohidratos, 3-4%.

En cuanto a los micronutrientes, lo que destaca de estas semillas es su contenido en vitaminas A y E, vitaminas liposolubles de acción antioxidante entre otras funciones.

Y, por supuesto, contiene fitoquímicos como tocoferoles, fitosteroles y compuestos fenólicos.

Las semillas de sacha inchi pueden consumirse después de tostar, se pueden moler hasta obtener una harina o prensar para extraer su aceite. Con la cáscara que protege la semilla también se preparan tés.

El aceite

Como hemos indicado, la mitad e incluso un poco más de la mitad de la composición nutricional de la semilla de sacha inchi son grasas.

El aceite de sacha inchi es en un 90% ácidos grasos insaturados (AGI).

De los AGI, la mitad son en forma de omega 3, sobre el 35% lo son en forma de omega 6 y alrededor del 10% son omega 9. Sin duda, un perfil lipídico interesante.

Y ¿por qué es interesante?

Pues, porque el aceite de sacha inchi se alza como una alternativa de grasas saludables al tan apreciado aceite de oliva nuestro en países donde no es tan habitual su uso, es difícil de encontrar y, si lo hacen, los costes son elevados.

Este es el caso de países donde es originario la sacha inchi, empezando por Perú.

Lejos de ser milagroso, como algunos se afanan en catalogar (dejemos los milagros para los crédulos), lo que esconde el aceite de sacha inchi es fácil de explicar.

Estamos ante una fuente vegetal de omega 3, es decir, ácido alfa linolénico (ALA). Además, presenta una baja relación omega 6 / omega 3, dato importante en la dieta occidental actual, ya que el consumo de omega 6, pese a ser también un ácido graso esencial, lo tenemos disparado.>

Las personas que no consumen pescado (sean vegetarianas o no), se beneficiarían especialmente al incluir aceite de sacha inchi en su alimentación, ya que, en general, las grasas vegetales y las carnes son ricas en omega 6, algo que puede hacer inclinar la balanza peligrosamente si no se tiene en cuenta el aporte de una fuente adicional de omega 3.

Por supuesto, existen ya estudios publicados sobre los beneficios para la salud cardiovascular del consumo de aceite de sacha inchi.

El aceite de sacha inchi ayuda a regular los niveles de colesterol en sangre, contribuyendo de forma positiva a elevar los niveles de colesterol HDL, reducir el colesterol LDL y la tasa de triglicéridos. Además, como todo omega 3, tiene efectos antiinflamatorios.

Gracias al contenido en tocoferoles y provitamina A, la piel y el cabello salen beneficiados, ayudando a prevenir la sequedad y mantener la elasticidad. Además, la vitamina E (tocoferol) tiene un papel protector sobre el mismo aceite, evitando la degradación u oxidación de sus ácidos grasos.

Sus compuestos fitoquímicos ejercen un papel antioxidante, ayudando a proteger nuestras células del envejecimiento prematuro.

Por su elevada proporción en ácidos grasos poliinsaturados, no conviene exponer el aceite de sacha inchi a altas temperaturas. Lo mejor, consumirlo en crudo.

Para los consumidores de aceite de oliva, ¿conviene sustituir su consumo? ¡Por supuesto que no! Pero es interesante saber que tenemos ante nosotros otro alimento que puede ser muy beneficioso, a parte que aporta variedad a nuestra alimentación, no solo nutricional, también organoléptica ya que su sabor, descrito como "ligeramente a frijol", puede atraer a más de uno.

Para descubrirlo, tendrás que probarlo.

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