Espermidina ¡Larga vida!

La espermidina se ha postulado como la molécula que nos hará vivir más años. Las funciones a nivel celular de este compuesto de llamativo nombre sugieren que su ingesta puede alargarnos la vida una temporada.

¿Qué es la espermidina?

La espermidina es una poliamina con gran presencia en la naturaleza. Su nombre, como os podéis imaginar, viene porque se halló por primera vez en el semen humano, aunque se ha podido descubrir que también hay espermidina en otras células humanas, en las bacterias del intestino, en la leche y en un gran número de elementos vegetales y hongos.

Las poliaminas (no todas) fueron descubiertas a finales del siglo XVII, concretamente en 1678 por Antonie van Leeuwenhoek, un comerciante neerlandés considerado el padre de la microbiología. Aun sin formación académica, su fascinación por las lentes hizo que se volviera todo un experto y a fabricara verdaderos microscopios con los que observaba lo que el ojo humano es incapaz de ver a simple vista.

El papel de las poliaminas es muy diverso. Actúan a nivel celular donde forman parte en procesos de señalización, desarrollo, diferenciación y apoptosis, entre otros. Tienen también acción antioxidante, estimulantes del sistema inmunitario y mantenimiento del tracto gastrointestinal.

Algunas de las funciones de la espermidina

  • Trabaja ayudando a estabilizar los ácidos nucleicos
  • Actúa como antioxidante captando radicales libres
  • Regula algunas actividades enzimáticas
  • Media en la actividad de diferentes hormonas
  • Mejora la permeabilidad intestinal

A dosis moderadas

Pese a los importantísimos procesos en los que las poliaminas están implicadas, cabe decir que las concentraciones de estas moléculas deben mantenerse a niveles moderados. Tanto el exceso como el defecto de poliaminas están relacionados con la apoptosis celular, por lo que las poliaminas no solo aportan beneficios, también pueden vincularse con procesos patológicos.

¿Qué despierta el interés por la espermidina?

En un artículo publicado en 2010 titulado Spermidine.  A novel autophagy inducer and longevity elixir, F. Madeo et al. sugieren la espermidina como herramienta para promover la longevidad. A través de estudios realizados en levaduras, nemátodos y moscas, han visto que se alarga la vida útil de dichos organismos, y en ratones se reduce el daño de las proteínas oxidativas relacionado con la edad, aumentando su esperanza de vida un 10%. Como ellos mismos indican, "este agente puede actuar como un fármaco anti-envejecimiento universal".

Otros estudios se han ido sucediendo para reportar más datos que relacionen la espermidina con la longevidad.

Entre 1995 y 2015 se realizó un trabajo de seguimiento, un estudio prospectivo poblacional, de la dieta a más de 800 personas (concretamente 829). 20 años de estudio en el que pudieron observar un aumento de la supervivencia humana en individuos cuya dieta era rica en espermidina.

En otro estudio publicado en 2017 mostraron como se prevenía la aparición de carcinoma hepatocelular y fibrosis hepática en ratones tratados con espermidina, llegando a la conclusión que se puede producir un aumento de la esperanza de vida en hasta un 25% si se administra espermidina de por vida.

El secreto de la espermidina parece encontrarse en la estimulación de la autofagia. La autofagia es un proceso celular en el cual cada célula elimina sus propios productos de desecho o partes de ella misma que han dejado de funcionar. Para entendernos. La espermidina parece potenciar la autofagia celular, un proceso crucial para una vida más longeva.

Aunque aquí solo os hemos resumido 3, muchos son los estudios que se han y se están realizando sobre la espermidina y su relación con la longevidad. Sin duda, hasta ahora parece haber un escenario esperanzador con los resultados obtenidos.

Más edad, menos espermidina

Al igual que sucede con otros componentes, con la edad se disminuyen los niveles de espermidina en nuestro organismo. Sobre todo si la dieta no es lo suficientemente rica en alimentos que contengan espermidina.

Si queremos asegurarnos que nuestra alimentación es rica en espermidina, conviene revisar nuestros hábitos y potenciar aquellos alimentos que nos la aporten.

La espermidina está muy presente en los lácteos, el queso curado es una gran fuente de espermidina. También lo es la manzana, una de las frutas con más contenido de esta molécula. Cereales integrales, frutos secos, legumbres, a destacar la soja, y verduras de la familia de las coles, además de las setas, son las otras fuentes de espermidina. También es posible obtener espermidina como complemento alimenticio.

Si uno se fija, se dará cuenta que estamos ante alimentos que configuran una dieta saludable, rica en vegetales y fibra, motivo por el cual se habla que los patrones de la dieta Mediterránea. Lamentablemente, parece que nos estamos olvidando cada día más de seguir dichos patrones. Quizá llegó el momento de volver a recuperarlos.

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