Licopeno. Beneficios para la salud

El licopeno es un fitoquímico de la familia de los carotenoides con destacadas propiedades antioxidantes. El tomate es la principal fuente alimentaria de licopeno y, aunque es una de las hortalizas más consumidas a nivel mundial, se estima que la ingesta de este pigmento sigue siendo baja.

¿Qué es el licopeno?

Una alimentación saludable va mucho más allá de procurar el aporte correcto de nutrientes esenciales (grasas, proteínas, carbohidratos, vitaminas, minerales, además de fibra y agua). Con los alimentos nos proveemos además de otros componentes que, sin ellos, la vida tampoco sería posible. Este es el caso de los fitoquímicos, compuestos vegetales de gran valor cuyo papel protector y preventivo se demuestra día tras día.

El licopeno forma parte de estos fitoquímicos, concretamente estamos ante un carotenoide, un grupo de componentes cuya función básicamente es la de ejercer como antioxidante. Entre los carotenoides encontramos también la astaxantina, a la que ya dedicamos un post hace unos meses, así como la luteína y el beta caroteno. Este último quizá es el más conocido, ya que es precursor de la vitamina A. El licopeno puede ser sintetizado por plantas y microorganismos.

Al licopeno se lo define también como un pigmento (igual que el resto de los carotenoides), dado que es responsable de que ciertas frutas y hortalizas se muestren de color rojo. Es sintetizado por las plantas para protegerlas de la fotosensibilización, ya que absorbe la luz durante la fotosíntesis y al igual que todos los carotenoides, es liposoluble y muy reactivo al oxígeno y a los radicales libres.

Fuentes de licopeno y absorción

El tomate se ha proclamado como el principal representante del licopeno. Y no es para menos, ya que es en esta hortaliza donde lo encontramos en mayor cantidad. También contienen licopeno la sandía, los rábanos, el pimiento rojo, la guayaba, la papaya y el pomelo rosado, por poner unos ejemplos.

Por cada 100 gramos, un tomate rojo puede llegar a tener 20 mg de licopeno, aunque hay gran variedad entre especies, nivel de maduración y épocas del año. La sandía contiene 7 mg como máximo y la guayaba ronda los 5 mg, al igual que la papaya. Otras frutas y verduras lo contienen en cantidades más pequeñas.

Si tenemos en cuenta que el papel del licopeno es proteger de la fotosensibilización, es obvio que la mayor presencia en frutas y verduras sea en verano.

Curiosamente, la mejor manera de aprovechar este carotenoide es habiéndolo procesado. El licopeno, en su estado natural, está poco biodisponible, lo que obliga a tener que aplicar una serie de procesos para poder absorberlo.

Inicialmente conviene aplicar calor, ya que las altas temperaturas conseguirán “liberarlo” de la matriz y transformarlo químicamente para que podamos aprovecharlo.

Por otro lado, estamos ante un compuesto liposoluble, por lo que mejoraremos aún más la absorción si se ingiere junto con grasas. Por los múltiples beneficios que nos aporta, el aceite de oliva será siempre la de referencia.

Sabiendo esto, si queremos aumentar el aporte de licopeno con los alimentos, la mejor opción serán los tomates. Pero no en crudo, si no, las salsas de tomate ya cocinadas y con aceite. ¿Quien se resiste a ello?

También podemos obtener licopeno mediante complementos alimenticios, donde las cantidades están más controladas. Todo y así, no existe una dosis de consumo. En el mercado se pueden encontrar complementos de hasta 50 mg.

Beneficios del consumo de licopeno

Recordemos que el licopeno es sintetizado para absorber la luz durante la fotosíntesis a fin de proteger la planta de la fotosensibilización. A pesar de que la radiación solar es imprescindible para que las células vegetales realicen la fotosíntesis, la exposición a los rayos UVA y UVB no está carente de riesgos ni en las plantas, por lo que el papel del licopeno como captador de radicales libres es determinante. Este mismo papel es el que ejerce el carotenoide en nuestro organismo.

Para ponernos en contexto, en nuestro cuerpo se produce estrés oxidativo de forma natural ya que es un proceso que deriva de las mismas funciones vitales de nuestro organismo. No hay que alarmarse, ya que, afortunadamente, existen mecanismos de defensa endógenos capaces de neutralizar los radicales libres. Todo y así, pueden darse situaciones en las que estos mecanismos se vean superados. Es entonces cuando pueden producirse daños (daño oxidativo) en las membranas celulares, en lípidos, en proteínas y ácidos nucleicos, acompañado de procesos inflamatorios. Si no se pone remedio, si no se repara, aumenta el riesgo de desarrollo de enfermedades de carácter crónico, como enfermedad cardiovascular, enfermedades inflamatorias y cáncer.

Más allá de los propios mecanismos de defensa, el organismo obtiene antioxidantes de forma exógena mediante la dieta con el consumo de nutrientes: vitaminas A, B2, C y E y minerales como el cobre, el hierro, el manganeso, el selenio y el zinc. Y también a través de los fitoquímicos, entre los que, por supuesto, se encuentra el licopeno.

Salud cardiovascular: parece clara la relación inversa entre el consumo de licopeno y la morbimortalidad cardiovascular. A mayores niveles plasmáticos de licopeno, menor incidencia de enfermedad cardiovascular. El mecanismo de acción del licopeno es su actuación sobre los factores de riesgo como los niveles de colesterol, la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y, por consiguiente, sobre la aterosclerosis, además de la hipertensión.  

Salud ósea: el papel antioxidante del licopeno beneficia también a nuestros huesos. El estrés oxidativo incide directamente sobre la salud ósea. En este aspecto, el consumo de compuestos antioxidantes como el licopeno pueden contrarrestar el ataque de las especies reactivas de oxígeno y estimular la proliferación celular. Aunque en este campo de estudio falta todavía mucho por descubrir, lo investigado hasta el momento parece estar dando resultados prometedores.

Cáncer: dentro de lo investigado hasta el momento, parece ser que el consumo de licopeno se asocia con la disminución del riesgo de cáncer. Especialmente cáncer de próstata. Además, el licopeno puede usarse como parte del tratamiento terapéutico contra este tipo de cáncer. Varios estudios han obtenido resultados en la disminución del tumor o disminución de la agresividad del cáncer.

Otros: Al igual que en las plantas, el licopeno protege nuestra piel de la radiación solar, así como de otras enfermedades de la piel. Por otro lado, también parece estar involucrado en la prevención de la degeneración macular, en la mejora de la salud dental y enfermedades que cursan con procesos inflamatorios.

Esta es una pequeña muestra de los beneficios que podemos obtener de la ingesta de licopeno. No debemos olvidar que el estrés oxidativo nos afecta de muy diversa forma y el licopeno es un arma eficaz para luchar contra ello.

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