Cálculos renales

Cálculos renales, litiasis renal o simple y popularmente piedras en el riñón, es como se conoce esta patología que puede llegar a ser extremadamente dolorosa. Aunque existe cierta predisposición, nuestro estilo de vida puede influir sobre los cálculos renales, que pueden prevenirse aplicando ciertos cambios en la dieta y hábitos.

Enfermedad que se caracteriza por la presencia de cálculos (piedras) de más o menos tamaño en el aparato urinario superior (riñones y uréteres). Puede que pensemos lo contrario, pero la realidad es que la litiasis renal es más frecuente de lo que creemos. En los países occidentales se estima que afecta del 6 al 15% de la población (mujeres y hombres respectivamente) y en su mayoría se da a causa de factores ambientales, aunque también existe un componente genético y una sospecha de herencia cuando existen antecedentes familiares, los cálculos aparecen a edades tempranas o se dan de forma recurrente, entre otros, tal como se indica en un artículo publicado en el número de diciembre de 2016 en la Revista internacional de cirugía (Genetic defects underlying renal stone disease. Rumsby G. (2016) International Journal of Surgery, 36 (PD), pp. 590-595).

Factores de riesgo

Como se ha indicado, los factores ambientales influyen mucho a la hora de desarrollar una litiasis renal y la alimentación es uno de los principales.

Desde hace unas pocas décadas se ha observado una clara tendencia al alza en el diagnóstico de esta patología, fruto, mayormente de los cambios bruscos que la dieta occidental ha sufrido. Aumento del consumo de proteínas animales, principalmente, además de oxalatos y sal.

Se ha observado también que los pacientes con litiasis realizan bajas ingestas de líquidos en general y agua en particular, lo que lleva a un aumento en la saturación urinaria (mayor cantidad de solutos).

La vida sedentaria, el sobrepeso, tener síndrome metabólico y el clima cálido también parecen influir en la aparición de cálculos. Este último asociado a la pérdida de agua corporal y por consiguiente cambios en la concentración de productos de desecho en la orina. 

La tasa de recurrencia se estima que está por debajo del 50%. En cuanto a los no ambientales se encuentra la raza como uno de los principales. La incidencia de litiasis en personas de raza blanca es mucho mayor que en otros grupos étnicos. Seguido por los asiáticos.

Los hombres son también más propensos a la aparición de cálculos que las mujeres.

Tener antecedentes familiares con litiasis, la presencia de alteraciones metabólicas como la hipercalciuria, gota, hiperoxaluria, anomalías anatómicas urológicas, la ingesta de ciertos fármacos e infecciones de orina recurrentes, entre otros, forman también parte de los factores de riesgo.

No todos los cálculos son iguales

Existen varios tipos de litiasis, ocupando casi el 80% las litiasis cálcicas, compuestas por oxalato cálcico, fosfato cálcico o una combinación de ambas.

El resto son cálculos de ácido úrico, cistina o estruvita (fosfato amónico magnésico), además de otros componentes.

¿Cuáles son los síntomas de una litiasis?

Una litiasis puede cursar de forma asintomática o en periodos asintomáticos.

Una parte importante de estos solutos suele eliminarse sin problema. Aunque puede llegar un punto en el que la vida del paciente puede verse comprometida.

Dolor lumbar o en el costado, irritación al orinar, infección de orina o cólico nefrítico (dolor repentino de gran intensidad), fiebre, náuseas, vómitos… son algunas de las formas en las que se manifiesta la litiasis renal.

Tratamiento

La alimentación es lo primero que estará en el punto de mira a la hora de tratar y prevenir problemas renales.

Una dieta en la que se controlen aquellos nutrientes que se encuentran implicados en la formación de cálculos reducirá el riesgo de recidivas. Enumerémoslos y veamos el papel que ejerce cada uno de ellos.

  • Proteínas animales: altas dosis de proteínas animales en la dieta potencia la excreción de calcio por la orina, además de reducir la de citrato (componente que inhibe la cristalización de cálculos) y aumenta la acidez. Es importante mantener unos niveles de pH óptimos, por lo que los controles urinarios serán de gran ayuda a la hora de valorar si estamos realizando una dieta con exceso de alimentos acidificantes. Por otro un exceso de proteínas aumenta el riesgo de formación de ácido úrico y de cálculos de ácido úrico.
  • Sal (o el sodio): a más consumo de sodio, más presencia de calcio urinario.
  • Oxalatos: a más ingesta de oxalatos, mayor es su excreción por vía urinaria. Los oxalatos están presentes en vegetales como la acelga, la espinaca, el ruibarbo, la remolacha, así como en el cacao, el café, el té, el trigo sarraceno, los frutos secos, el pimiento y la carambola (fruta estrella), entre muchos otros alimentos. Conviene conocer qué alimentos son los que aportan más oxalatos para controlar su ingesta.
  • Vitamina C: la vitamina C y la litiasis renal no son muy buenas compañeras. Tomada en exceso, esta vitamina antioxidante puede ser transformada a oxalato favoreciendo la formación de cálculos en personas predispuestas. Con esto no se quiere decir que se reduzca la ingesta de vitamina C. Lo que se indica es que no se ingiera más de la necesaria.
  • Potasio: el potasio contrarresta la excreción de calcio por la orina y aumenta la alcalinización de la misma por el aumento de citrato.
  • Calcio: pese a que el exceso de calcio en orina (hipercaliuria) está presente en la mitad de los pacientes, se ha podido demostrar que altas ingestas de calcio reducen el riesgo de formación de cálculos ya que el mineral se une al oxalato de la dieta en el intestino reduciendo la absorción y la excreción por la orina.
  • Magnesio: al igual que el calcio, el magnesio también se une al oxalato reduciendo la absorción y por tanto la excreción.
  • Agua: se ha detectado una menor ingesta de agua en pacientes con litiasis renal. Es especialmente importante realizar un cambio de hábitos en este aspecto ante la aparición de cálculos. Mantener el hábito de 2-3 litros de agua al día, de mineralización débil será la pauta a seguir.

Aunque sin duda, ante la presencia de cálculos, lo que se busca es eliminarlos de forma segura. Romper las piedras mediante litotricia extracorpórea por ondas de choque es el tratamiento más utilizado, ya que no es necesaria la intervención quirúrgica y se consigue que el paciente expulse por sí mismo los trozos. Si el cálculo es de grandes dimensiones (2-3 centímetros) y se encuentra en el riñón, se interviene accediendo al órgano afectado por la zona lumbar. Si los cálculos están depositados en el uréter, se realiza una cirugía endoscópica.

Estos serán los casos más extremos y afortunadamente no abundan ya que la gran mayoría consigue eliminarse sin molestias ni intervenciones agresivas.

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