Vitamina C y sus diferentes formas

La vitamina C es una de las vitaminas más conocidas. Famosa por su influencia sobre el sistema inmune, esta vitamina hidrosoluble suele tomarse como complemento alimenticio como preparación para el invierno. En el post de esta semana describiremos las diferentes formas que podemos encontrar de vitamina C y cual es más apropiada dependiendo de la situación.

La vitamina C y sus funciones

La vitamina C es una vitamina hidrosoluble. Esto significa que es soluble en agua, que a diferencia de las vitaminas liposolubles no suele acumularse en el organismo ya que el exceso se elimina a través de la orina (después profundizamos un poco sobre esto).

Debido a un defecto genético, la vitamina C es esencial para unos pocos mamíferos, entre los que se encuentran algunos primates y, como tales, los humanos, ya que carecemos de la capacidad para sintetizarla. Por eso es importante administrar suficiente vitamina C a través de la alimentación.

La vitamina C ejerce variadas e importantes funciones dentro de nuestro organismo:

Antioxidante: es una de las 3 vitaminas con función antioxidante (las otras son la vitamina A y la vitamina E). Lo hemos explicado más de una vez, un compuesto antioxidante ejerce una fusión barrera protegiendo nuestras células del ataque de los radicales libres, lo que llamamos estrés oxidativo y, por lo tanto, el envejecimiento celular. Tener una buena barrera antioxidante protege del envejecimiento prematuro y de un gran número de enfermedades.

Producción de colágeno: como componente que contribuye a la correcta formación de colágeno, la vitamina C es de ayuda para aquellas situaciones en las que éste es necesario, como por ejemplo para el normal funcionamiento de los vasos sanguíneos, para los huesos y los dientes, los cartílagos, las encías y la piel.

Metabolismo energético: esta vitamina hidrosoluble es indispensable para la síntesis de carnitina, la molécula que se encarga de transportar la grasa a las mitocondrias y poder ser utilizadas como fuente de energía.

Sistema nervioso: y no solo contribuye al normal funcionamiento del sistema nervioso. La Vitamina C es necesaria para la síntesis de un neurotransmisor, la norepinefrina, por lo que es de ayuda para la función psicológica normal, además de para reducir el cansancio y la fatiga.

Ayuda a otros nutrientes: la mayoría de nutrientes no actúan solos. Son, además, necesarios para que otros nutrientes puedan trabajar mejor. Este es el caso del hierro, ya que la vitamina C incrementa la absorción de hierro.

También actúa sobre otro nutriente. En este caso sobre la vitamina E, ya que la vitamina C contribuye a la regeneración de la forma reducida de la vitamina E.

Correcto funcionamiento del sistema inmunitario: mantener en buenas condiciones nuestro sistema inmunitario evita en muchos casos el ataque o proliferación de agentes patógenos e infecciones. La vitamina C ayuda, no solo a la población general, si no también a deportistas, cuyo sistema inmunitario es especialmente susceptible debido a las propias exigencias del esfuerzo físico.

Fuentes de vitamina C

Frutas y verduras, sobre todo las primeras, son las principales fuentes de vitamina C.

Los cítricos, particularmente las naranjas, son los embajadores oficiales de la vitamina C, aunque existen otras frutas y verduras que la contienen en mayor cantidad.

De entre las frutas, la acerola parece ser la reina, seguido a bastante más distancia de la guayaba, la grosella negra, el kiwi, el longan (también llamado ojo de dragón. Un fruto de origen chino) y el lichi. A continuación ya tendríamos los cítricos.

Entre las verduras, el pimiento es el que más vitamina C contiene. En segundo lugar, el perejil, el kale, la espinaca japonesa y las coles en general (col en sus diferentes variedades, brócoli y sus diferentes variedades, …).

Déficit de vitamina C

En la actualidad no es habitual presentar deficiencia aguda de vitamina C, la que deriva en la aparición de escorbuto. Más habitual es encontrarse con deficiencia subclínica de vitamina C.

La carencia de vitamina C puede deberse a:

  • Dieta pobre en alimentos que contienen vitamina C.
  • Tomar anticonceptivos: algunos anticonceptivos orales tiene como efecto colateral la disminución de los niveles de vitamina C en plasma.
  • Fumadores: tanto fumar como estar expuesto al humo del tabaco aumenta los requerimientos de vitamina C por un aumento de la necesidad del organismo para reparar el daño que el tabaco causa al organismo.
  • Lactantes: la leche materna contiene suficiente vitamina C para cubrir las necesidades del bebé lactante. Cuando esto no es posible conviene buscar alternativas en fórmulas adaptadas ya que otras fuentes lácteas (principalmente hechas con leche de vaca) son pobres en dicha vitamina.
  • Enfermedad: hay enfermedades donde existe dificultad para absorber nutrientes, entre los que se encuentra la vitamina C.

Uno de los principales síntomas que se derivan de déficit de vitamina C es la dificultad en la cicatrización de las heridas. También puede aparecer anemia, cansancio y debilidad, irritabilidad, laxitud, mialgias y en casos más severos, ya con la presencia de escorbuto, dolor e hinchazón articular, encías inflamadas y sangrantes y hemorragias debido al debilitamiento de las paredes de los vasos sanguíneos.

Un déficit de vitamina C puede aparecer con ingestas inferiores de menos de 10 mg por día de forma continuada durante diversas semanas seguidas.

Exceso de vitamina C

Como hemos comentado, mayormente el exceso de vitamina C es eliminada, pero hay que ir con cuidado, ya que ingestas muy altas pueden dar problemas. Situación que puede ocurrir con la toma excesiva de complementos alimenticios con vitamina C.

Para un adulto sano, el límite máximo de ingesta diaria tolerable de vitamina C se establece en 2.000 mg (2 gramos), una cantidad difícil de alcanzar solo con alimentos.

La ingesta diaria tolerable se refiere a aquella cantidad máxima diaria que tomarse sin que suponga un riesgo para la salud.

Tomar vitamina C a altas concentraciones puede llevar, en primer lugar, a tener molestias gastrointestinales: diarreas, cólicos en el estómago e incluso náuseas.

Algunos estudios sugieren que existe un riesgo de formación de cálculos renales con el alto consumo de vitamina C. Esto es debido a que del metabolismo de la vitamina C se forma oxalato, lo que derivaría en al formación de cálculos. Aunque hasta el momento y ante la falta de evidencia firme, se recomienda no consumir dosis altas de vitamina C en personas predispuestas.

Altas cantidades de vitamina C también pueden llevar a un aumento en la absorción de hierro, algo no deseado si se sufre hemocromatosis (enfermedad donde se acumula hierro en los órganos).

Suplementar con vitamina C

Ácido L-ascórbico es lo que de forma popular conocemos como vitamina C. Puede extraerse tanto de la naturaleza (alimentos) como por síntesis. Químicamente son iguales y tanto la disponibilidad como su actividad biológica no muestran diferencias entre ellas.

El ácido L-ascórbico, como su nombre indica, es ácido y a algunas personas les genera molestias gastrointestinales aun sin tomarla a dosis elevadas.

El ácido ascórbico puede unirse a un mineral. Por ejemplo, al sodio, presentándose como ascorbato de sodio. O al calcio, como ascorbato de calcio. También puede combinarse con otros minerales como el magnesio, el potasio, zinc, cromo, molibdeno o manganeso. Lo que se busca con un ascorbato mineral es reducir la acidez y hacer la vitamina menos irritante.

Combinar el ácido ascórbico con flavonoides parece ser que aumentan la biodisponibilidad de la vitamina.

Otra forma de presentar la vitamina C es como Ester- C®. Se trata de una sal de ascorbato, el ascorbato de calcio con metabolitos de la vitamina C. Éstos pueden ser treonato de calcio y ácido ascórbico oxidado entre otros. Con este formato de vitamina C se busca una absorción más rápida y una disponibilidad más larga en el organismo. Además, al tratarse de un ascorbato mineral, es más tolerable para el estómago.

Cuando se busca la liberación sostenida de vitamina C, es posible encontrar fórmulas retardadas. De esta forma, el organismo dispone de la vitamina por un tiempo prolongado a lo largo del día.

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