Chitosan: otro aliado contra el colesterol

El colesterol se ha convertido en el enemigo público número 1 de nuestra sociedad. Prueba de ello son los innumerables productos, anuncios y consejos que vemos a diario al poner la televisión, escuchar las indicaciones de los dietistas-nutricionistas o repasar la oferta comercial. Sobre esto último podemos añadir a la lista el chitosan. Un complemento alimenticio más conocido para el control de peso pero que en lo referente al colesterol tiene mucho que decir.

Chitosan. La ayuda surgida del mar

La materia prima del chitosan procede del exoesqueleto de los artrópodos. En el caso del chitosan lo será de los artrópodos marinos, los crustáceos. Léase gambas, cangrejos y similares.

Al chitosan también se lo llama quitosano, nombre que recuerda más al producto del cual procede. ¿Por qué del exoesqueleto? Pues porque en los caparazones de estos animales es donde se encuentra la quitina, un carbohidrato, más concretamente un polímero de gran resistencia. La quitina es sometida a un proceso químico llamado desacetilación y donde se convierte en chitosan.

Las aplicaciones del chitosan son diversas y se han ido ampliando desde su descubrimiento hace más de 150 años, concretamente en 1.852:

  • Agricultura: se utiliza como fungicida y como ayuda para el crecimiento de las plantas también por su efecto protector frente al ataque de hongos.
  • Industria alimentaria: se utiliza para la producción de queso por su efecto coagulante de las caseínas lácteas.
  • Industria vitivinícola y cervecera: se evita el deterioro del vino durante el proceso de fabricación y contribuye mejorando la floculación de vino y de cerveza.
  • Medicina: actúa como procoagulante y se utiliza en vendajes y otros elementos anticoagulantes. Tanto el chitosan como derivados del mismo tendrían también un papel importante en el tratamiento contra el cáncer.
  • Nutrición y dietética: por su función "atrapa grasas" el chitosan ha estado muy presente como complemento en la pérdida de peso. Esta misma función le ha dado un papel destacado en el control del colesterol.

Dentro de nuestro cuerpo el chitosan se comporta como un auténtico “atrapa grasas”, reaccionando a los ácidos del estómago y formando una pareja inseparable con las grasas de la dieta. Este conjunto chitosan-grasas es arrastrado por todo el tubo digestivo y eliminado sin poder ser aprovechado por el organismo. De ahí su fama y su área de acción en los tratamientos para la pérdida de peso. Puedes leer el post que hicimos al respecto en este enlace.

Su papel contra el colesterol

Cuando se detectan niveles altos de colesterol siempre estaremos hablando del colesterol LDL, abreviatura en inglés de lipoproteínas de baja densidad (Low Density Lipoprotein). Estas lipoproteínas son las encargadas de llevar el colesterol desde el hígado hasta el resto de órganos y los diferentes tejidos del cuerpo. Por tanto, el colesterol LDL es necesario, pero como todo en nuestro organismo, las lipoproteínas de baja densidad deben permanecer en un cierto equilibrio y evitar que se "descontrolen". Porque si lo hacen es cuando empiezan los problemas.

A mayor concentración de colesterol, más posibilidades hay que este se quede adherido a las paredes arteriales, formando placas de ateroma que a la larga dificultan la correcta circulación de la sangre. Esta situación se traduce en un aumento del riesgo cardiovascular.

Ante una condición como esta lo primero que conviene es reducir y volver a equilibrar la cantidad de colesterol circulante.

Una manera que tenemos para revertir esto es modificando nuestros hábitos alimentarios. Disminuir en la medida que se pueda el consumo de alimentos que contengan nutrientes que contribuyan de forma negativa sobre el metabolismo de las grasas, es decir, aquellos ricos en grasas saturadas y trans básicamente. Y aumentado el consumo de los que ayuden a reducir los niveles de LDL.

El siguiente paso es poder contar con la ayuda de otros elementos que ejerzan la misma función. Y es ahí donde los complementos alimenticios pueden echarnos una mano.

Podemos atacar el colesterol LDL por dos frentes: por un lado ayudando a reducir el colesterol circulante. Por el otro, impidiendo la absorción de grasas y colesterol de la dieta.

En el primer caso tenemos el archiconocido omega 3, que contribuye a aumentar los niveles de colesterol HDL, el bueno.

Si el colesterol LDL es una lipoproteína de baja densidad, este es su antítesis ya que se trata de una lipoproteína de alta densidad (High Density Lipoprotein) cuya función es la de recoger el colesterol de los tejidos y llevarla hacia el hígado.

En el segundo caso el chitosan se ha vuelto nuestro aliado. La lucha contra el colesterol del chitosan viene determinado precisamente por su función atrapa grasas.

Los alimentos que ingerimos en nuestra alimentación diaria contiene muchos nutrientes, entre los que se encuentra la grasa. Esa grasa puede ser en forma de ácidos grasos saturados o insaturados. Puede contener colesterol (grasa de origen animal) o puede no contenerlo (grasa de origen vegetal). El chitosan actuará sobre todas ellas, sin distinción. Las atrapará, las envolverá y evitará que una buena parte no puedan ser digeridas y las eliminará.

Debemos tener claro que el chitosan actúa sobre las grasas que ingerimos. Sobre las grasas ya presentes (reservas de grasa) no hace nada. De esta manera, si con lo que hayamos comido se encuentra el colesterol, grasas saturadas o trans, estos serán sacados de la circulación, por lo que se obligará al cuerpo a utilizar los que se encuentran de reserva.

Según autorización de la EFSA, para mantener los niveles normales de colesterol se necesita  una ingesta diaria de 3g de chitosan.

Ácidos grasos esenciales y vitaminas liposolubles

Como hemos comentado, el chitosan elimina las grasas ingeridas sin distinción.

¿Qué significa esto? Pues que al igual que las grasas son arrastradas por el tubo digestivo sin absorberse, también lo serán las vitaminas liposolubles y ácidos grasos esenciales. Esto habrá que tenerlo presente para evitar posibles déficits.

Para evitar situaciones de riesgo se puede proceder de diversas maneras.

Por un lado, dejar una de las comidas sin la toma de chitosan, a la vez que aprovechamos para potenciar la ingesta de estos nutrientes en esta comida.

Si estamos tomando complejos vitamínicos, así como omega 3, esperar de 3 a 4 horas antes de tomar chitosan.

También se pueden tomar los complementos alimenticios fuera de las comidas y chitosan con las comidas.

Un último apunte

Tomar chitosan no exime de seguir una dieta equilibrada y adaptada a las necesidades individuales.

Tenemos tendencia a creer que como ya nos estamos tomando "algo" tenemos libertad para continuar con hábitos alimentarios insanos. Sería lo mismo que ir a tomarse un trozo de pastel después de una sesión de gimnasio. ¿Para qué sirve?

Si hemos llegado a esta situación por no haber hecho las cosas demasiado bien, el cambio es necesario. Y el chitosan será ese empujoncito que necesitamos.

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